sábado, 30 de enero de 2010

cada cual con su bolsa de papel, Silvia Camerotto

ah! el mar de la pasión
que no reviste calma
cinco días por un peso
cinco
la mala vida
la vida mala
malita
malita está
la niña oscura

mujer oscura
sonríe
abarca
no se contiene
en la contienda del torrente
mientras el monstruo acecha
para comerle el alma a dentelladas

la trae la marejada
después la vuelve
malita
malita está
y cinco días sumergida
y el mar no resiste calma

420 minutos de abstinencia, 2008

miércoles, 27 de enero de 2010

declaro a la faz de la tierra que uso bufanda, Javier Adúriz

Cuando nací estaba muerto. Me sacaron con violenta cesárea, babeando un líquido verde y ahogado por el cordón umbilical. Todavía oigo a la enfermera mientras se quitaba los pirelli de látex: no es un dios, señora, este coso tiene pitito...
Aun así, me considero un afortunado de la vida, aunque me haya trabajado desde entonces una incómoda intimidad barroca, toda vez que vivir resulta estar muriendo. Pero para salir dignamente de esta melaza autobiográfica, declaro a la faz de la tierra que uso bufanda, no tanto por el fresquete matinal, sino atado a aquella noche de origen.

Ya ves el tren
A qué velocidad
Y con fantasmas

Esto es así, 2009

lunes, 25 de enero de 2010

por eso casi nadie me saluda, Juana Bignozzi

Hace unos días he decidido luchar
y la sola idea de la lucha
me ha producido un cansancio tan infinito
que hasta mis mejores amigos guardan distancia respetuosa.
Además como he pasado al lado de los ríos más famosos del mundo
y no me suicidé en ninguno
mi falta de amor por la humanidad está suficientemente demostrada.
Como siempre hablo de los demás pero digo yo,
todos pueden dormir serenos
pensando que estas locas historias sólo pueden ser mías,
que ya sabemos qué clase de persona soy.
Mis mejores amigos sufren en distintas partes del mundo
y yo escribo cartas graciosas
sentada en medio del desierto bajo el sol de enero,
mientras mis vidas muertas insisten en volver.
Algunos de mis mejores amigos no se engañan
y me ofrecen tardes plácidas, retiran los objetos molestos,
hecen lugar a mi ruido.
Como soy infinitamente perezosa
creo que nunca intentaré luchar,
por eso casi nadie me saluda, otros dicen pobrecita,
y mis mejores amigos se burlan despiadadamente de los ingenuos
y no me hacen caso.

"spirit o sentido del humor, como gusten"
en PuentesPontes
Poesía argentina y brasileña contemporánea, 2003

domingo, 24 de enero de 2010

el cangrejo de Chuang Tzu, Italo Calvino

Entre muchas virtudes, Chuang Tzu tenía la de ser diestro en el dibujo. El rey le pidió que dibujara un cangrejo. Chuang Tzu respondió que necesitaba cinco años y una casa con doce servidores. Pasaron cinco años y el dibujo aún no estaba empezado. Necesito otros cinco años, dijo Chuang Tzu. El rey se los concedió. Transcurrieron diez años, Chuang Tzu tomó el pincel y en un instante, con un solo gesto, dibujó un cangrejo, el cangrejo más perfecto que jamás se hubiera visto.

"Rapidez", en Seis propuestas para el próximo milenio, 1998

Como el puente del Koan, Teresa Arijón

Que el poema sea, como el sutra, revelación de lo evidente: "no hay luna en el agua; la luna que se ve reflejada es creada por el agua"
Como los budistas contemplan los mundos: llama vacilante, sombra, eco, espantapájaros.
Como el espejo reluciente del zen, que en ningún lugar resplandece.
Como el puente del Koan, que fluye donde el agua no fluye.
Como el canto de las ranas y la luz de la luciérnaga.
Como la lluvia, como las primeras marcas de las gotas en la tierra seca.
Como la hiedra falsamente infinita que desemboca en el castillo
del ogro.
Como la ogresa medieval que amamanta al lobo.
Como el lobo feroz que lleva su corazón de tela cosido en el pecho.
Como el regalo en la tradición japonesa -la caja que puede contenerlo todo, es decir nada- "suspendido entre dos desapariciones" (la de quien lee, la de quien escribe)

"Ars poética", en Monstruos
Antología de la joven poesía Argentina, 2001

sábado, 23 de enero de 2010

talleres y seminarios Macedonio Fernández, por Javier Adúriz, Silvia Camerotto y Roxana Palacios



Está abierta la inscripción para los talleres y seminarios Macedonio Fernández (lectura y escritura creativa) Para leer los programas, cliqueá sobre las fotos en la columna derecha "actividades de verano" o envianos un mail a macedonianos@gmail.com para solicitar la información.
Inicio de las actividades: febrero / marzo de 2010. Cupos limitados.
Teléfono: 156-782-4551



“Quise distraerte, no quise corregirte, porque al contrario eres el lector sabio, pues practicas el entreleer que es lo que más fuerte impresión labra, conforme a mi teoría de que los personajes y los sucesos solo insinuados, hábilmente truncos, son los que más quedan en la memoria"
“Te dedico mi novela, Lector Salteado; me agradecerás una sensación nueva: el leer seguido”


Macedonio Fernández
Museo de la Novela de la Eterna, 1967

viernes, 22 de enero de 2010

una mujer desnuda de espaldas a mi sangre, Jorge Boccanera



Recital de Jorge Boccanera en Eterna Cadencia el martes 26 de enero a las 19, Honduras 5582, esquina Fitz Roy, Palermo. Teléfono 4-774-4100. Entrada libre.




XXV

Dame lo que centellea:
olla para hervir los colores del bosque,
latidos de animal asustado en el centro de un tronco,
y unos labios con ganas de arrojarse al vacío.

Dame lo que camina:
pelambre de incerteza y collares de dientes,
una mujer desnuda de espaldas a mi sangre,
brasitas del deseo donde apoyar los pies.

Dame lo que merodea: el crujir de un aroma,
clamor de lo que se despeña, ruido
de caracoles triturados.

Dame
lo fugitivo para siempre.

Tambor de Jadeo, 2009

la metáfora produce una aproximación a lo real, A. G. Palacios

Como sabemos, Aristóteles fue el primer pensador que trató sistemáticamente el tema de la metáfora. En la Poética define la metáfora: “Metáfora es traslación de nombre ajeno; ya del género a la especie, ya de la especie al género, o de una a otra especie, o bien por analogía”1 Así, el filósofo de Estagira hace de la metáfora un género en el cual ubica como especies, la sinécdoque y la metáfora propiamente dicha. Sin embargo, destaca la última especie, es decir, la metáfora proporcional, ésta última llamada por analogía, consiste en vincular cuatro términos de manera tal que el primero es al segundo como el tercero es al cuarto. Así, “la vejez es a la vida como la tarde es al día” o “el alma es al cuerpo como la vista es al ojo”
Usar metáforas dice Aristóteles es descubrir la semejanza entre cosas diversas, es decir, que el entendimiento volcado a captar lo que las cosas son, descubre, además, relaciones entre los entes.
“Es con todo grandemente importante saber usar convenientemente de cada una de las cosas dichas: palabras dobles y peregrinas, pero lo es mucho más y sobre todo, el saber servirse de las metáforas, que, en verdad, esto sólo no se puede aprender de otro, y es índice de natural bien nacido, porque la buena y bella metáfora es contemplación de semejanzas”
Pero, ¿qué es lo semejante?
Aristóteles nos dice que semejantes son dos cosas diversas que tienen una cualidad común. La metáfora se produce en virtud de una analogía que se hace presente en el entendimiento. La metáfora es una proporción de semejanza.
Como indica Paul Ricoeur: la semejanza guía y produce la metáfora. La epifora, o sea, la transposición, consiste en la asimilación que se genera entre ideas extranjeras. Este proceso supone un ver o intuir lo semejante.
Ver lo semejante es ver lo mismo en lo diferente. En la metáfora lo mismo opera a
pesar de lo diferente. Al interpretar la metáfora como descubrimiento de nuevas
semejanzas en el seno de lo real, Aristóteles, establece una tesis fundamental en su teorización acerca de la metáfora: el valor cognoscitivo de la misma. En esta misma línea, Paul Ricoeur afirma: “¿No puede decirse que la estrategia del lenguaje que actúa en la metáfora consiste en obliterar las fronteras lógicas y establecidas, para hacer aparecer nuevas semejanzas que la clasificación anterior impedía percibir?”2
Hablamos, pues, de verdad metafórica, entendiendo la metáfora como atribución y no como mera sustitución de un nombre. Si la metáfora implica atribución se dice que P le conviene a S y, si lo que se dice es en la realidad, entonces estamos en la verdad. Por lo tanto, la metáfora no es sólo un modo de decir sino de pensar la realidad a partir de determinadas atribuciones.
(…) La metáfora no es un mero adorno del lenguaje. La metáfora descubre semejanzas, hace ver una cualidad común en lo diverso, aproximando cosas alejadas para el pensamiento habitual. Genera asombro porque rompe la continuidad del lenguaje y nos hace ver3. La belleza acompaña a la metáfora pero no es su razón de ser.
El lenguaje metafórico no es un lenguaje aséptico que no introduce ninguna significación nueva. El lenguaje es un precioso bisturí que recorta las posibilidades del pensamiento, porque el lenguaje vigente delimita un campo finito, aunque indefinido, de desarrollos en los que puede expandirse el pensamiento.
(…) La metáfora rompe la isotopía del contexto y abre nuevas posibilidades al pensar. La metáfora produce una aproximación a lo real desde la cual es posible pensarlo de manera inusitada. La metáfora destaca una característica del objeto hasta entonces velada.
La metáfora hace manifiesta la capacidad del intelecto para descubrir
relaciones. Nuestro intelecto es capaz de descubrir relaciones en el seno de la realidad misma. El entendimiento humano busca continuamente establecer nuevas relaciones que le permitan una mayor comprensión de lo que es. Y es aquí donde vemos operar la metáfora, que hace posible, a partir de una relación de semejanza, penetrar más acabadamente en el ser de las cosas.
La metáfora reúne en sí el momento sensible de la representabilidad con la
intuición intelectual permitiendo “ver lo invisible en lo visible”
(…) El pensamiento se encarna, iluminando en la sensibilidad un contenido que, estando en lo sensible, no es de suyo sensible.

Alberto Gustavo Palacios, “El valor cognitivo de la metáfora”, ENDUC, 2007

Imagen: Golconde, René Magritte, 1953
Texto completo en: http://www.enduc.org.ar/enduc4/trabajos/t128-c14.pdf
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1 Aristóteles, El arte poética. Espasa-Calpe, Madrid, 1976, p. 65
2 Paul Ricoeur. La metáfora viva. Megápolis, Buenos Aires, 1977
3 “Sea nuestro punto de partida el siguiente: que aprender con facilidad es algo naturalmente agradable para todos y que, por otra parte, las palabras tienen un significado determinado, así que los nombres que nos enseñan más son los más agradables. En consecuencia, las palabras raras nos son desconocidas; las precisas ya las conocemos, así que es la metáfora la que consigue mejor lo que buscamos”
Aristóteles,La Retórica. Alianza, Madrid, 2000, p. 272

lunes, 18 de enero de 2010

no entiendo a los perros, Patricia Severín

XXVII-con perro (uno)

No puedo descifrar la inutilidad del perro
orinando los neuméticos

No es un perro
son dos tres cuatro

Primero olfatean quién sabe
qué lejano vestigio
de otros olores caninos
reflexionan
se rascan
observan

No entiendo a los perros
y su perpetuo deseo
de bautizar sin discreción
errantes parientes lejanos


(onu) orrep noc-IIVXX

Terminé con mi destino de perra
circuncidando
el lugar esquivo
donde brotan los hijos

entonces mi cabeza tomó posesión
de mi vientre
y él ya no pudo
enten derse conmigo


Poemas con bichos, 2003
*

sábado, 16 de enero de 2010

inmóvil como un dios que se ha cruzado de piernas, Leopoldo Marechal

"Adán Buenosayres abandonó la pipa Eleonore que ya se enfriaba entre los dedos, y contempló sus manos, dos cosas grises y muertas acabadas en cinco puntas grises y muertas. En aquel mismo día que adelantaba su paso vulgar de naranjero, cuántos destinos posibles le ofrecían la tierra y el agua. Pero, qué haría él con sus manos de cinco puntas. Un jugador tramposo, un tejedor de humos, eso había sido él, y eso era. Más hubiera valido jugarse todo, como el abuelo Sebastián, en la gran ilusión que tejía afuera cada hombre y que se llamaba un destino: buena o mala, sublime o ridícula, de cualquier modo habría sido un gesto leal, una postura honrada frente a lo Absoluto. Pero él, inmóvil como un dios que se ha cruzado de piernas y se hace espejo de sí mismo, había dado siempre en la locura poética de adjudicarse, desarrollar y sufrir ad intra sus destinos posibles, mediante cien Adanes fantasmagóricos que su imaginación hacía vivir, triunfar y morir. ¿Quería ser gobernante, artista de cinematógrafo, plutócrata o santo? Le bastaba con cerrar los ojos, y entonces un Adán sutil gustaba el sabor del poder, o se cubría de laureles, o amasaba el oro de la fortuna, o era enterrado con la palma del martirio"

Adán Buenosayres, 1948

jueves, 14 de enero de 2010

la Tierra es una esfera, no hay que olvidarlo, Hugo Caamaño

Después de todo los griegos, el cristianismo (en parte), el marxismo, Nietzsche, Freud, no son más que fenómenos europeos, formas particulares de ese espíritu. Pero la Tierra es una esfera, no hay que olvidarlo. Vale decir que cualquiera que no sea europeo puede -si quiere- aproximarse a tales fenómenos de frente, por atrás, de costado, y, por supuesto, desde arriba.

18 "Aproximaciones", Las siete palabras, en Delirios de grandeza, 1982

martes, 12 de enero de 2010

la puerta de la poesía no tiene llave ni cerrojo, Aldo Pellegrini

(...) La poesía no es más que esa violenta necesidad de afirmar su ser que impulsa al hombre. Se opone a la voluntad de ser en los otros que se manifiesta en quienes ejercen el poder.
(...) El mundo del poder es un mundo vacío de sentido, fuera de la realidad. La poesía es una mística de la realidad. El poeta busca en la palabra no un modo de expresarse sino un modo de participar en la realidad misma. Recurre a la palabra, pero busca en ella su valor originario, la magia del momento de la creación del verbo, momento en que no era un signo, sino parte de la realidad misma. El poeta mediante el verbo no expresa la realidad, sino que participa de ella.
La puerta de la poesía no tiene llave ni cerrojo: se defiende por su calidad de incandescencia.

* "Se llama poesía a todo aquello que cierra la puerta a los imbéciles", en Para contribuir a la confusión general, 1987
* Foto: Antonio Miranda

domingo, 10 de enero de 2010

otro libro como éste, Juana Manuela Gorriti


Señor D. José Hernandez.

Lima, Abril de 1880
Primo mio y querido amigo:

Por mi hijo Julio he sabido con pena que Vd. no recibió la carta en que le daba un millón de gracias y felicitaciones, anunciándole haber llegado á mis manos el precioso obsequio con que Vd. me favoreció: la segunda parte de su bellísimo poema, «Martin Fierro».

En Lima ha tenido entusiasta acogida esta publicación, cuyas bellezas poéticas deleitarán á los lectores de todas latitudes; pero solo á nosotros, hijos de ese país mágico del fantasista lenguaje, nos será dado gustar con su deliciosísimo sabor, el colorido local de esas gráficas imágenes que hacen de este libro una serie de cuadros plásticos de sorprendente verdad.

— Estoy encantado con el «Martin Fierro» de Hernandez — díjome uno de los primeros literatos de Lima.

— Y sin embargo — respondí — para ustedes, ese hermoso poema es Rosario en Berberie.

— ¿Por qué?

— Porque la mitad de sus bellezas son para ustedes sanscrito: no las comprenderán.

— Pues yo las percibo muy bien.

— ¡Error! O sino expliqueme Vd. esta:

Nos retiramos con Cruz
a la orilla de un pajal.
Por no pasarlo tan mal
en el desierto infinito,
hicimos como un bendito
con dos cueros de bagual

— Pues claro: en lo del bendito expresa la prontitud con que arreglaron las pieles de ese animal.

Y cuando le hube explicado el problema de la frase, picóse enormemente y no me ha perdonado aquella explicación.

Espero que á estas horas, estará Vd. escribiendo otro libro como este, que es como una golosina: una vez gustado, se anhela otro semejante.

Saludamos á Vd., Julio y yo, y le estrechamos cordialmente la mano.

De Vd. prima y afectísima amiga.

Juana M. Gorriti
*

viernes, 8 de enero de 2010

complicar la felicidad: Marco Denevi

Un parque. Sentados bajo los árboles, ella y él se besan.
-Él: te amo.
-Ella: te amo.
Vuelven a besarse.
-Él: te amo
-Ella: te amo.
Él se pone violentamente de pie.
-Él: ¡Basta!, ¿Siempre lo mismo? ¿Por qué cuando te digo que te amo no contestas que amas a otro?
-Ella: ¿a qué otro?
-Él: a nadie. Pero lo dices para que tenga celos. Los celos alimentan el amor. Despojado de ese estímulo, el amor languidece. Nuestra felicidad es demasiado simple, demasiado monótona. Hay que complicarla un poco. ¿Comprendes?
-Ella: no quería contártelo porque pensé que sufrirías. Pero lo has adivinado.
-Él: ¿Qué es lo que adiviné?
Ella se levanta, se aleja unos pasos.
-Ella: que amo a otro.
Él: lo dices para complacerme. Porque yo te lo pedí.
Ella: no, amo a otro.
-Él: ¿a qué otro?
-Ella: no lo conoces.
Un silencio. Él tiene una expresión sombría.
-Él: entonces ¿es verdad?
-Ella: (dulcemente) sí, es verdad.
Él se pasea haciendo ademanes de furor.
-Él: siento celos. No finjo, créeme. Siento celos. Quiero matar a ese otro.
-Ella: (dulcemente) está allí.
-Él: ¿dónde?
-Ella: allí, detrás de aquellos árboles.
Él: ¿qué hace?
-Ella: nos espía. También él es celoso.
-Él: iré en su busca.
-Ella: Cuidado, quiere matarte.
-Él: no le tengo miedo.
Él desaparece entre los árboles. Al quedar sola, ella ríe.
-Ella: ¡qué niños son los hombres! Para ellos, hasta el amor es un juego.
Se oye el disparo de un revólver. Ella deja de reír.
-Ella: Juan.
Silencio.
-Ella: (más alto) Juan.
Silencio.
-Ella: (grita) ¡Juan!
Silencio. Ella corre y desaparece entre los árboles. Al cabo de unos instantes se oye el grito desgarrador de ella.
-Ella: ¡Juan!
Silencio. Después desciende el telón.

"No hay que complicar la felicidad"
Falsificaciones, 1961

jueves, 7 de enero de 2010

el que sabe no sabe, Hugo Padeletti


Creo
en desconfiada desconfianza.
Intermitentes asesores, aprendí,
imponen grietas. El camino
convergente
negarán.
"El que sabe
no sabe"

Es,
mi certidumbre. Como el pez,
no sabría
trajinar. Necesita, comprendí,
aguas profundas.
En el aire
se haría aire.

Creo
como la planta.
Va
del roble a la bellota y
viceversa,
nunca igual, en

confiada desconfianza.

El Andariego
Poemas 1944-1980

miércoles, 6 de enero de 2010

los otros también esperan, Juan L. Ortiz

Vi dos hombres que se daban la mano, alegres.
Oh, vi saltar la luz de esa alegría
como un ligero fuego nuevo.
La noche, aun iluminada, de la calle no existía.
Era la noche primera y era para mí jugada de esos fuegos.
Bastaba el encuentro, el puro encuentro, para que la chispa brotara?

Y vi los otros hombres, todos los hombres encontrándose
en la fiesta revelada de una todavía tímida unidad.

Las manos se unían fuertes para que el calor no escapara
y fuera ése el hálito de la creación conjunta.

Pero las otras criaturas? Ah, todas esperan.
No es sólo "el hombre y las piedras"
Los otros también esperan, también viven y pueden "colaborar"
Desde el hombre, y fuera del hombre, para volver al hombre, quizás,
al ser que será todo, aunque humilde, en el absoluto del amor.


"Vi dos hombres..."
Obra Completa, Segunda Edición
Universidad Nacional del Litoral


Epifanía
Giotto di Bondone (1266-1337)

sábado, 2 de enero de 2010

solo el afan de no degradar la muerte, Susana Thénon


18 Todo será de nuevo grande y vigoroso.
Las tierras simples y las aguas onduladas,
los árboles gigantes y los muros diminutos;
y en los valles, fuerte y múltiple,
un pueblo de pastores y labriegos.

Y no más iglesias que cerquen a Dios
como a un fugitivo, y luego lo compadezcan
como a un animal apresado y herido;
casas acogedoras para todos los que llamen
y un sentido de ofrenda inagotable
en toda obra, en tí y en mí.

No esperar el más allá ni mirar la otra orilla,
solo el afan de no degradar la muerte
y servir, adiestrarse en lo terrestre
para no ser nuevos en sus manos.

de "Libro de Horas"
(De la peregrinación)
en La morada imposible, Tomo I

Foto: Todo será de nuevo, Poema 18
Susana Thénon

viernes, 1 de enero de 2010

un eje en leve rotación, Jorge García Sabal


Y lo que llegaba, hondo, en gotas pequeñas
que eran sí, pensamientos y sentimientos,
ensanchaba la tarde, la penumbra.
Y los pensamientos corrían sin ruido
uno junto al otro por un rato, y después,
sueltos, empezaban a subir, deslizarse,
trepar.
Se agazapaban en completa calma como si
hubieran encontrado un punto y no pudieran,
desde ahora, seguir adelante. Y todo estaba
latente y apenas real y parecía un sentimiento
repentino, perceptible, un eje en leve rotación
dando cuenta del tiempo: el tiempo
como un hilo de chispas sin fin que fuera
por en medio de ese cuarto disperso, detenido,
aproximara entre sí las cosas, ahora, como
bostezo de palabras.

Y entonces, lo llegado, ya distante, casi
en ausencia, se escribía.

En un cuarto cerrado
Tabla rasa, 1991

Claude Renoir potrait
Pierre Auguste Renoir (1841-1919)