Stella Maris Vence, Celia Bello, Graciela Joaquín, Carlos Decuzzi, Juanita Suffritti, Pep Pepio, Gabriela Rizzotti, Norberto Mele, María Rosa Blasco, Sandra Cozzo, Fabiana Lagana, María del Carmen Palmieri, Nedy Varela, Mercedes Imsen, Alejandra Tamburo, Daniela Peluso, Elías Atala, Carlos Terzano, Sofía Brunero, Susana Lizzi, Mirta Andreoli, Cristina Speranza, Nieves Imbelloni, Beatriz Menchi, Osvaldo Harche. Coordinación: Roxana Palacios
miércoles, 17 de diciembre de 2014
Adventus: del tiempo que se viene, por Roxana Palacios
Para este tiempo que se viene, los argentinos, igual que todos en todas partes, hacemos compras y adornamos nuestras casas con luces y guirnaldas: muchos esperan a Papá Noel, que trae regalos y sorpresas, cosas bellas, cosas nuevas; muchos esperamos al Niño Jesús, que trae paz y renovación, lo nuevo, una rara clase de creatividad, y también recibimos al gordo barbudo que viene lleno de cosas espectaculares, que nos encantan, aunque decidamos voluntariamente y aunque nos cueste mucho, muchísimo a veces, todos los días en el día a día de cada hora por minuto entre segundo y segundo, priorizar las menos tangibles y sus alrededores, no por menos atractivas, sino por trascendentes.
El sábado 29 terminó, para los católicos, el año litúrgico. Y el domingo 30 empezó el Tiempo de Adviento. Un tiempo fuerte de espera y preparación: cuatro semanas que anteceden a la Navidad. Un tiempo en que nos preparamos para recordar y celebrar la venida del niño Jesús, humilde y humano. Es un tiempo reservado para reflexionar y meditar; un tiempo destinado a la relectura de nuestro estar en el mundo. Porque más allá de los dones o regalos, se viene un nuevo final, amiguito de facebook. Y un nuevo comienzo. Así son estas cosas: para algunos, en Navidad, nacer es más que una metáfora y las luces que colgamos, bastante más que un guiño comercial: la Luz del mundo sobre nuestras pequeñas vidas fragmentadas, revelándose y encendiendo la sensibilidad de cada uno en particular para dos cosas, imprescindibles, sin las cuales sería imposible la vida sobre este planeta: comprensión y perdón, una forma de comunicación con menos apuro y más aceptación de nuestro prójimo más próximo.
El Amor invita. Te invita a vos, me invita a mí, a nuestros opositores políticos, a nuetros hermanos en la fe, a los que opinan diferente, a los que nos lastimaron alguna vez, a los que lastimamos alguna vez. A los que queremos y a los que no queremos. A los desconocidos. A los infieles. A los ateos. A los soberbios. A los generosos. A los que lloran. A los tibios. A los que te hacen reír. A los que te acarician con el cuerpo y con el alma. A los que estamos esperando. A los que ya no volverán.
Que la espera de estas semanas te colme de posibilidades de releer tu propio estar en el mundo, amiguito de facebook, de repensar, reflexionar, atento y vigilante, para que la Nochebuena nos encuentre a los argentinos mucho menos preocupados y sobre todo, mucho más juntos y felices*
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