Hay buenos muchachitos, con metejones de primera agua, que le amargan la vida a sus respectivas novias promoviendo tempestades de celos, que son realmente tormentas en vasos de agua, con lluvias de lágrimas y truenos de recriminaciones. Generalmente las mujeres son menos celosas que los hombres. Y si son inteligentes, aun cuando sean celosas, se cuidan muy bien de descubrir tal sentimiento, porque saben que la exposición de semejante debilidad las entrega atadas de pies y manos al fulano que les sorbió el seso. De cualquier manera; el sentimiento de los celos es digno de estudio, no por los disgustos que provoca, sino por lo que revela en cuanto a psicología individual.
Puede establecerse esta regla: Cuanto menos mujeres ha tratado un individuo, más celoso es. La novedad del sentimiento amoroso conturba, casi asusta, y trastorna la vida de un individuo poco acostumbrado a tales descargas y cargas de emoción. La mujer llega a constituir para este sujeto un fenómeno divino, exclusivo. Se imagina que la suma de felicidad que ella suscita en él, puede proporcionársela a otro hombre; y entonces Fulano se toma la cabeza, espantado al pensar que toda "su" felicidad, está depositada en esa mujer, igual que en un banco. Ahora bien, en tiempos de crisis, ustedes saben perfectamente que los señores y señoras que tienen depósitos en instituciones bancarias, se precipitan a retirar sus depósitos, poseídos de la locura del pánico. Algo igual ocurre en el celoso. Con la diferencia que él piensa que si su "banco" quiebra, no podrá depositar su felicidad ya en ninguna parte. Siempre ocurre esta catástrofe mental con los pequeños financieros sin cancha y los pequeños enamorados sin experiencia.
Frecuentemente, también, el hombre es celoso de la mujer cuyo mecanismo psicológico no conoce. Ahora bien: para conocer el mecanismo psicológico de la mujer, hay que tratar a muchas, y no elegir precisamente a las ingenuas para enamorarse, sino a las "vivas", las astutas y las desvergonzadas, porque ellas son fuente de enseñanzas maravillosas para un hombre sin experiencia, y le enseñan (involuntariamente, por supuesto) los mil resortes y engranajes de que "puede" componerse el alma femenina. (Conste que digo "de que puede componerse", no de que se compone.)
Los pequeños enamorados, como los pequeños financistas, tienen en su capital de amor una sensibilidad tan prodigiosa, que hay mujeres que se desesperan de encontrarse frente a un hombre a quien quieren, pero que les atormenta la vida con sus estupideces infundadas.
Los celos constituyen un sentimiento inferior, bajuno. El hombre, cela casi siempre a la mujer que no conoce, que no ha estudiado, y que casi siempre es superior intelectualmente a él. En síntesis, el celo es la envidia al revés.
Lo más grave en la demostración de los celos es que el individuo, involuntariamente, se pone a merced de la mujer. La mujer en ese caso, puede hacer de él lo que se le antoja. Lo maneja a su voluntad. El celo (miedo de que ella lo abandone o prefiera a otro) pone de manifiesto la débil naturaleza del celoso, su pasión extrema, y su falta de discernimiento. Y un hombre inteligente, jamás le demuestra celos a una mujer, ni cuando es celoso. Se guarda prudentemente sus sentimientos; y ese acto de voluntad repetido continuamente en las relaciones con el ser que ama, termina por colocarle en un plano superior al de ella, hasta que al llegar a determinado punto de control interior, el individuo "llega a saber que puede prescindir de esa mujer el día que ella no proceda con él como es debido".
A su vez la mujer, que es sagaz e intuitiva, termina por darse cuenta de que con una naturaleza tan sólidamente plantada no se puede jugar, y entonces las relaciones entre ambos sexos se desarrollan con una normalidad que raras veces deja algo que desear, o terminan para mejor tranquilidad de ambos.
Claro está que para saber ocultar diestramente los sentimientos subterráneos que nos sacuden, es menester un entrenamiento largo, una educación de práctica de la voluntad. Esta educación "práctica de la voluntad" es frecuentísima entre las mujeres. Todos los días nos encontramos con muchachas que han educado su voluntad y sus intereses de tal manera que envejecen a la espera de marido, en celibato rigurosamente mantenido. Se dicen: "Algún día llegará". Y en algunos casos llega, efectivamente, el individuo que se las llevará contento y bailando para el Registro Civil, que debía denominarse "Registro de la Propiedad Femenina".
Sólo las mujeres muy ignorantes y muy brutas son celosas. El resto, clase media, superior, por excepción alberga semejante sentimiento. Durante el noviazgo muchas mujeres aparentan ser celosas; algunas también lo son, efectivamente. Pero en aquellas que aparentan celos, descubrimos que el celo es un sentimiento cuya finalidad es demostrar amor intenso inexistente, hacia un_ bobalicón que sólo cree en el amor cuando el amor va acompañado de celos. Ciertamente, hay individuos que no creen en el afecto, si el cariño no va acompañado de comedietas vulgares, como son, en realidad, las que constituyen los celos, pues jamás resuelven nada serio.
Las señoras casadas, al cabo de media docena de años de matrimonio (algunas antes), pierden por completo los celos. Algunas, cuando barruntan que los esposos tienen aventurillas de géneros dudosos, dicen, en círculos de amigas: -Los hombres son como los chicos grandes. Hay que dejar que se distraigan. También una no los va a tener todo el día pegados a las faldas... Y los "chicos grandes" se divierten. Más aún, se olvidan de que un día fueron celosos... Pero este es tema para otra oportunidad.
"Causa y sinrazón de los celos", Aguafuertes porteñas, Roberto Arlt, 1958
Foto: Los amantes, René Magritte, 1928
Stella Maris Vence, Celia Bello, Graciela Joaquín, Carlos Decuzzi, Juanita Suffritti, Pep Pepio, Gabriela Rizzotti, Norberto Mele, María Rosa Blasco, Sandra Cozzo, Fabiana Lagana, María del Carmen Palmieri, Nedy Varela, Mercedes Imsen, Alejandra Tamburo, Daniela Peluso, Elías Atala, Carlos Terzano, Sofía Brunero, Susana Lizzi, Mirta Andreoli, Cristina Speranza, Nieves Imbelloni, Beatriz Menchi, Osvaldo Harche. Coordinación: Roxana Palacios
sábado, 30 de octubre de 2010
jueves, 28 de octubre de 2010
claro, como el agua, por Roxana Palacios
Hace tiempo regreso, una y otra vez, a una grabación donde Cortázar camina por París mientras habla de los graffiti -esos fragmentos de arte popular superpuestos uno sobre otro como un mensaje a decodificar- y juega con el tiempo. Con la noción de tiempo, quiero decir. Dice algo así como que él está, en el presente, grabando algo que para nosotros será, al escuchar, el pasado, y que sin embargo para él, pertenece, ahora, al rango del futuro. Entonces pienso en el París de la derecha y de la izquierda, divididos tan sólo por una línea de agua dulce, y pienso en el Mar Dulce, que era sólo eso, agua, antes del bautismo de Solís.
Estamos atravesados por la cultura, con todo el progreso tecnológico, las fecundaciones asistidas, las ecografías 4D o la tecnología al servicio de las neurociencias; con la revolución informática y estas posibilidades de simultaneidad impensadas para nuestros padres; con todo lo que implica la velocidad: velocidad para el trabajo, velocidad para la diversión, velocidad para las relaciones; con lo nuevo, lo último, lo que envejece cada vez más pronto. Y uno no puede quedarse afuera, claro…el celular, por ejemplo, la computadora, parecen tan indispensables como el agua. Pero no.
Es raro, inicié esta nota pensando en los graffiti de París como una metáfora de mensaje atemporal: la historia de lo que se construye superpuesta con la historia de lo que se destruye. Eso dice Cortázar, que los graffiti son un poema anónimo de pegadores de carteles y poetas populares que se fueron superponiendo, de colores que se fueron mezclando y uno tiende a mirar el último por apurado, por no haber aprendido a caminar verdaderamente una ciudad.
Todo es distante y diferente y a la vez parece irreconciliable, dice, y yo pienso en un palimpsesto, un texto que fue borroneado por otro más nuevo, y otro, y otro más, pero que nunca dejó de existir allí debajo, como una huella erosionada pero indestructible.
Me decidí a observar detenidamente grafitos en la calle. Me sorprendió el cambio de ritmo y de tono de los últimos trazos. Más política y violencia, más guerra, menos ecología, pero también igualdad, hambre, libertades o derechos. Pocos días después de caminar mi experiencia, visitar diferentes rincones de la ciudad, ingresar en diversos sitios que convocan gente para diferentes actividades, entré en un jardín de infantes y un chico de pelo rojo me llevó al rincón de los graffiti. Me gustó lo que vi, palabras superpuestas escritas con semillas, con tintas naturales, con cortezas recogidas del suelo, unas sobre otras, como un palimpsesto. Logré leer algunos fragmentos de palabras o de frases y no me detuve en las de más arriba sino en tres palabras enteras por debajo de las otras, escritas con recortes de papel de diario: cuidemos el agua, así de claro.
Estamos atravesados por la cultura: tecnología, velocidad, inseguridad, manifestaciones de lo efímero, mega proyectos que se relacionan con abusos del pasado para enriquecer abusadores del presente y convertirse en la guerra del futuro.
Y el agua se termina.
El arte salva, pero únicamente allí donde es posible experimentar toda la fragilidad y la vulnerabilidad de la vida.
Sigo mirando grafitos, a ver si aprendo a leer los signos, como Cortázar, y a caminar verdaderamente la ciudad.
Foto: Infosur (megaminería)
Texto: Subjetividad del tiempo, Julio Cortázar
información didáctica en http://www.youtube.com/watch?v=ryfCWnDPc5U
http://www.youtube.com/watch?v=d-A662YtqOA
Estamos atravesados por la cultura, con todo el progreso tecnológico, las fecundaciones asistidas, las ecografías 4D o la tecnología al servicio de las neurociencias; con la revolución informática y estas posibilidades de simultaneidad impensadas para nuestros padres; con todo lo que implica la velocidad: velocidad para el trabajo, velocidad para la diversión, velocidad para las relaciones; con lo nuevo, lo último, lo que envejece cada vez más pronto. Y uno no puede quedarse afuera, claro…el celular, por ejemplo, la computadora, parecen tan indispensables como el agua. Pero no.
Es raro, inicié esta nota pensando en los graffiti de París como una metáfora de mensaje atemporal: la historia de lo que se construye superpuesta con la historia de lo que se destruye. Eso dice Cortázar, que los graffiti son un poema anónimo de pegadores de carteles y poetas populares que se fueron superponiendo, de colores que se fueron mezclando y uno tiende a mirar el último por apurado, por no haber aprendido a caminar verdaderamente una ciudad.
Todo es distante y diferente y a la vez parece irreconciliable, dice, y yo pienso en un palimpsesto, un texto que fue borroneado por otro más nuevo, y otro, y otro más, pero que nunca dejó de existir allí debajo, como una huella erosionada pero indestructible.
Me decidí a observar detenidamente grafitos en la calle. Me sorprendió el cambio de ritmo y de tono de los últimos trazos. Más política y violencia, más guerra, menos ecología, pero también igualdad, hambre, libertades o derechos. Pocos días después de caminar mi experiencia, visitar diferentes rincones de la ciudad, ingresar en diversos sitios que convocan gente para diferentes actividades, entré en un jardín de infantes y un chico de pelo rojo me llevó al rincón de los graffiti. Me gustó lo que vi, palabras superpuestas escritas con semillas, con tintas naturales, con cortezas recogidas del suelo, unas sobre otras, como un palimpsesto. Logré leer algunos fragmentos de palabras o de frases y no me detuve en las de más arriba sino en tres palabras enteras por debajo de las otras, escritas con recortes de papel de diario: cuidemos el agua, así de claro.
Estamos atravesados por la cultura: tecnología, velocidad, inseguridad, manifestaciones de lo efímero, mega proyectos que se relacionan con abusos del pasado para enriquecer abusadores del presente y convertirse en la guerra del futuro.
Y el agua se termina.
El arte salva, pero únicamente allí donde es posible experimentar toda la fragilidad y la vulnerabilidad de la vida.
Sigo mirando grafitos, a ver si aprendo a leer los signos, como Cortázar, y a caminar verdaderamente la ciudad.
Foto: Infosur (megaminería)
Texto: Subjetividad del tiempo, Julio Cortázar
información didáctica en http://www.youtube.com/watch?v=ryfCWnDPc5U
http://www.youtube.com/watch?v=d-A662YtqOA
domingo, 24 de octubre de 2010
Fallo macedoniano: Poesía
Queridos amigos:
copio a continuación la nómina de los nueve textos elegidos por el jurado de Poesía que integraron los poetas María del Carmen Colombo, Jorge Boccanera y Javier Adúriz para el VII Concurso Nacional Macedonio Fernández, cuyo objetivo es colaborar con la difusión de la producción literaria de autores residentes en la República Argentina.
De esta selección entre lo poemarios participantes -a cuyos autores se les entregará un diploma de reconocimiento, en fecha a designar, durante el mes de diciembre- se seleccionaron dos textos finalistas que continuaron participando por el premio único del concurso.
El Premio Macedonio Fernández consiste en la edición de 500 ejemplares del poemario ganador -de los cuales el Taller Macedonio Fernández se reserva cien para distribución gratuita en Bibliotecas, Centros Culturales y Talleres de lectura- y un incentivo en efectivo de tres mil pesos ($ 3.000), que serán entregados al ganador durante el acto de premiación, en el mes de diciembre.
Quiero agradecer especialmente a los médicos integrantes de la CODIC, Comisión de Docencia, Investigación y Cultura, Comisión directiva y Comisión de Información, Prensa y Relaciones Públicas del Círculo Médico de Lomas de Zamora, que apoyan este proyecto, institucional y económicamente, desde hace siete años, y sin el cual resultaría imposible mi gestión.
Gracias entonces a los Dres. Guillermo Brandt, Fernando Mendyrzycki, Carlos Decuzzi, Gustavo Martínez, Oscar Corrado, José Palombo y Adrián Balbín, y al señor Mauricio Galimberti, editor de lós libros ganadores.
Nómina de textos seleccionados:
O3: La hija desierta, María del Carmen Sánchez, Vicente Lòpez, BA
11: La sal de la locura, Ariel Müller, Fredy Yezzed, Capital, Buenos Aires, Argentina
15: El abandono, Camille Claudel, Paula Inés Aramburu, Rosario, Santa Fe, Argentina
16: No hay zapatos en Babilonia, Nikola Tesla, Fabián Vique, Morón, Buenos Aires, Argentina
19: De dónde traigo tanta sed, Camil, Mariana Riera, Capital, Buenos Aires, Argentina
44: Mapas, mapas, Jan Anain, María de la Paz Garberoglio, CABA, Argentina
52: Revelaciones de otras criaturas, Kalpa Ko, Jorge Daniel Santkovsky, CABA, Argentina
66: Sitiados de ánimo, Heliotropo Sánchez, Alicia Márquez, Vicente López, Buenos Aires, Argentina
71: Epitafios sin garantías, Tucán Gabotero, Gustavo José Rodríguez, Rosario, Santa Fe, Argentina
Libros finalistas:
El abandono, de Paula Inés Aramburu
La sal de la locura, de Fredy Yezzed
Premio Nacional Macedonio Fernández 2010:
mis felicitación a todos!!
Roxana Palacios
Foto: María del Carmen Colombo
copio a continuación la nómina de los nueve textos elegidos por el jurado de Poesía que integraron los poetas María del Carmen Colombo, Jorge Boccanera y Javier Adúriz para el VII Concurso Nacional Macedonio Fernández, cuyo objetivo es colaborar con la difusión de la producción literaria de autores residentes en la República Argentina.
De esta selección entre lo poemarios participantes -a cuyos autores se les entregará un diploma de reconocimiento, en fecha a designar, durante el mes de diciembre- se seleccionaron dos textos finalistas que continuaron participando por el premio único del concurso.
El Premio Macedonio Fernández consiste en la edición de 500 ejemplares del poemario ganador -de los cuales el Taller Macedonio Fernández se reserva cien para distribución gratuita en Bibliotecas, Centros Culturales y Talleres de lectura- y un incentivo en efectivo de tres mil pesos ($ 3.000), que serán entregados al ganador durante el acto de premiación, en el mes de diciembre.
Quiero agradecer especialmente a los médicos integrantes de la CODIC, Comisión de Docencia, Investigación y Cultura, Comisión directiva y Comisión de Información, Prensa y Relaciones Públicas del Círculo Médico de Lomas de Zamora, que apoyan este proyecto, institucional y económicamente, desde hace siete años, y sin el cual resultaría imposible mi gestión.
Gracias entonces a los Dres. Guillermo Brandt, Fernando Mendyrzycki, Carlos Decuzzi, Gustavo Martínez, Oscar Corrado, José Palombo y Adrián Balbín, y al señor Mauricio Galimberti, editor de lós libros ganadores.
Nómina de textos seleccionados:
O3: La hija desierta, María del Carmen Sánchez, Vicente Lòpez, BA
11: La sal de la locura, Ariel Müller, Fredy Yezzed, Capital, Buenos Aires, Argentina
15: El abandono, Camille Claudel, Paula Inés Aramburu, Rosario, Santa Fe, Argentina
16: No hay zapatos en Babilonia, Nikola Tesla, Fabián Vique, Morón, Buenos Aires, Argentina
19: De dónde traigo tanta sed, Camil, Mariana Riera, Capital, Buenos Aires, Argentina
44: Mapas, mapas, Jan Anain, María de la Paz Garberoglio, CABA, Argentina
52: Revelaciones de otras criaturas, Kalpa Ko, Jorge Daniel Santkovsky, CABA, Argentina
66: Sitiados de ánimo, Heliotropo Sánchez, Alicia Márquez, Vicente López, Buenos Aires, Argentina
71: Epitafios sin garantías, Tucán Gabotero, Gustavo José Rodríguez, Rosario, Santa Fe, Argentina
Libros finalistas:
El abandono, de Paula Inés Aramburu
La sal de la locura, de Fredy Yezzed
Premio Nacional Macedonio Fernández 2010:
La sal de la locura, de Fredy Yezzed
mis felicitación a todos!!
Roxana Palacios
Foto: María del Carmen Colombo
miércoles, 20 de octubre de 2010
voy a darles un resumen publicable, Macedonio Fernández
A poco que se elogie la acción de un hombre le oiremos decir: "Mi descanso es pelear", o "Para dormir y reposar me sobrará tiempo en la muerte" Ya hubo quien lo dijo entre los hombres célebres. Embotamiento de sí mismo y cinismo, de todo hombre es la miseria y la derrota: el hombre que no las ve en sí, en su roto y golpeado curso individual, es un poco más ciego que los ciegos que somos todos, así sea un Julio César o un Newton. Honrado es el hombre del tranvía, el cliente que espera en la antesala de un estudio. Habiendo de esperar, reemplaza la espera por el sueño, que es el artículo de sustitución apropiadísimo y a su alcance: lo tiene y lo usa. Mi prójimo allí enfrente se ha quedado dormido en su silla. Se ha dicho: qué hacer del tiempo: dormirlo.
Cuando la vida sólo es tiempo, lo único absolutamente honesto, lo que haría un niño, debe hacerlo un hombre, un poeta, un genio: dormirlo.
Al azar me he traído dos libros: "Extractos de Schopenahuer"; otro: "Extractos de Goethe" Además de esa semejanza se trata de dos autores alemanes; los dos libros están en inglés; ambos de agradable aspecto, encuadernación inglesa y parecida y de parecido tamaño. Y comienzan con una biografía de Schopenahuer y de Goethe, en cuya última página trátase de los rasgos de sus últimas horas de vida. Aparece el "Mehr licht" de Goethe tan rememorado y tan tontamente fantaseado y que significa meramente que en sus ojos se refugiaba un último apetito fisiológico: el placer de la luz, apetencia universal zoológica, vegetal, quizá mineral.
El pobre hombre en todo hombre, como diría Schopenhauer, el pobre diablo que llora, se acobarda y se atonta en todos nosotros, el pobre diablo improgresable que no será reducido nunca a un cuantum disimulable por los supuestos progresos de la Inteligencia, se moría en el envase glorioso de un Schopenahuer o un Goethe; había durado tanto como ellos, había sido el dueño de casa en ellos y tenía la última palabra: pedía luz, aplausos, cualquier cosa. Pedía para sí, para Schopenhauer, para Goethe: pedía, mendigaba. El que pide para otro no mendiga. Una madre, un padre como hay tantos que no han escrito, que no han inventado nada más que el altruísmo y la modestia, pediría para su hijo, para su esposo, porque hay humanos sin pobre diablo.
En el pedir para sí y en el obrar para sí intelectual o muscularmente, no hay ética ni estética. Sólo el altruísmo es ética y es belleza. Y es felicidad.
Todo Tú, 1929
Imagen: http://www.elortiba.org/macedonio.html
Cuando la vida sólo es tiempo, lo único absolutamente honesto, lo que haría un niño, debe hacerlo un hombre, un poeta, un genio: dormirlo.
Al azar me he traído dos libros: "Extractos de Schopenahuer"; otro: "Extractos de Goethe" Además de esa semejanza se trata de dos autores alemanes; los dos libros están en inglés; ambos de agradable aspecto, encuadernación inglesa y parecida y de parecido tamaño. Y comienzan con una biografía de Schopenahuer y de Goethe, en cuya última página trátase de los rasgos de sus últimas horas de vida. Aparece el "Mehr licht" de Goethe tan rememorado y tan tontamente fantaseado y que significa meramente que en sus ojos se refugiaba un último apetito fisiológico: el placer de la luz, apetencia universal zoológica, vegetal, quizá mineral.
El pobre hombre en todo hombre, como diría Schopenhauer, el pobre diablo que llora, se acobarda y se atonta en todos nosotros, el pobre diablo improgresable que no será reducido nunca a un cuantum disimulable por los supuestos progresos de la Inteligencia, se moría en el envase glorioso de un Schopenahuer o un Goethe; había durado tanto como ellos, había sido el dueño de casa en ellos y tenía la última palabra: pedía luz, aplausos, cualquier cosa. Pedía para sí, para Schopenhauer, para Goethe: pedía, mendigaba. El que pide para otro no mendiga. Una madre, un padre como hay tantos que no han escrito, que no han inventado nada más que el altruísmo y la modestia, pediría para su hijo, para su esposo, porque hay humanos sin pobre diablo.
En el pedir para sí y en el obrar para sí intelectual o muscularmente, no hay ética ni estética. Sólo el altruísmo es ética y es belleza. Y es felicidad.
Todo Tú, 1929
Imagen: http://www.elortiba.org/macedonio.html
domingo, 17 de octubre de 2010
por parecerme a ella, Roxana Palacios
viajo
desde su gesto de hoy la vuelvo a ver
como cuando su sola imagen era
la caricia y la cuchara
la oración de la noche y su mano
al cruzar la calle
la magia de sacarle a escondidas
los zapatos de taco
los lápices de labios
por parecerme a ella
viajo por el tiempo larguísimo de sus edades
incluso aquellas en las que fue una extraña
que se limitaba a escuchar mi omnipotencia
y voy al fondo
de sus aguadas soledades de hace años
una memoria de nombres y costumbres
donde ya no hay rastro sin pisada
ni foto sin historia
hoy hay un llamado telefónico
que funciona como el pan
por parecerme a ella
viaje, en marca sobre marca, 2002
desde su gesto de hoy la vuelvo a ver
como cuando su sola imagen era
la caricia y la cuchara
la oración de la noche y su mano
al cruzar la calle
la magia de sacarle a escondidas
los zapatos de taco
los lápices de labios
por parecerme a ella
viajo por el tiempo larguísimo de sus edades
incluso aquellas en las que fue una extraña
que se limitaba a escuchar mi omnipotencia
y voy al fondo
de sus aguadas soledades de hace años
una memoria de nombres y costumbres
donde ya no hay rastro sin pisada
ni foto sin historia
hoy hay un llamado telefónico
que funciona como el pan
por parecerme a ella
viaje, en marca sobre marca, 2002
martes, 12 de octubre de 2010
alguien llega imaginariamente, Marta Cwielong
estoy aquí
y no separo el arroz bueno
me ocupo de la vida
cruzando el tiempo
así también
me duele
la distancia
estoy en mi tierra
y el mar me queda lejos
cultivo flores, hijos
mi mesa bien provista
pero hay una cocina
con pollos recién muertos
de una deuda
un café
una rama de hierbabuena
(a raquel era)
"las lineas secretas", en de nadie, 1997
y no separo el arroz bueno
me ocupo de la vida
cruzando el tiempo
así también
me duele
la distancia
estoy en mi tierra
y el mar me queda lejos
cultivo flores, hijos
mi mesa bien provista
pero hay una cocina
con pollos recién muertos
de una deuda
un café
una rama de hierbabuena
(a raquel era)
"las lineas secretas", en de nadie, 1997
domingo, 3 de octubre de 2010
dulce es el que maneja el viento, Delfina Goldaracena
2002
Se descorre el telón
El público aplaude
Ignora el silencio
del roble sedoso
Saco la espada
y empiezo la batalla
Mi boca intenta resguardarse
y acomoda un pétalo en su lengua
El público aplaude
Recito los versos ocultos
en la niebla
Debo plegar las palabras
pero desnudo la incertidumbre
El público aplaude
2002/2004
Ella una vez me dijo
que el cáliz se desvanece
cuando el horror se confunde
con una mirada perversa
............................
Cuando quise
prender mi
luz negra
ya no existía
ya no era la
de antes y
ahora soy el árbol
Tiempo efímero, 2008
más poemas de Delfina Goldaracena en http://eldesvanderitakratsman.blogspot.com/2008/02/delfina-goldaracena-tiempo-efmero_09.html
Se descorre el telón
El público aplaude
Ignora el silencio
del roble sedoso
Saco la espada
y empiezo la batalla
Mi boca intenta resguardarse
y acomoda un pétalo en su lengua
El público aplaude
Recito los versos ocultos
en la niebla
Debo plegar las palabras
pero desnudo la incertidumbre
El público aplaude
2002/2004
Ella una vez me dijo
que el cáliz se desvanece
cuando el horror se confunde
con una mirada perversa
............................
Cuando quise
prender mi
luz negra
ya no existía
ya no era la
de antes y
ahora soy el árbol
Tiempo efímero, 2008
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