De vértices quemados
de subsueño de cauces de preausencia de huracanados rostros que trasmigran
de complejos de niebla de gris sangre
de soterráneas ráfagas de ratas de trasfiebre invadida
con su animal doliente cabellera de líbido
su satélite angora
y sus ramos de sombras y su aliento que entrecorre las algas del pulso de lo inmóvil
desde otra arena oscura y otro ahora en los huesos
mientras las piedras comen su moho de anestesia y los dedos se apagan y arrojan su ceniza
desde otra orilla prófuga y otras costas refluye a otro silencio
a otras huecas arterias
a otra grisura
refluye
y se desqueja
"Alta noche", En la masmédula , 1956
Stella Maris Vence, Celia Bello, Graciela Joaquín, Carlos Decuzzi, Juanita Suffritti, Pep Pepio, Gabriela Rizzotti, Norberto Mele, María Rosa Blasco, Sandra Cozzo, Fabiana Lagana, María del Carmen Palmieri, Nedy Varela, Mercedes Imsen, Alejandra Tamburo, Daniela Peluso, Elías Atala, Carlos Terzano, Sofía Brunero, Susana Lizzi, Mirta Andreoli, Cristina Speranza, Nieves Imbelloni, Beatriz Menchi, Osvaldo Harche. Coordinación: Roxana Palacios
domingo, 25 de julio de 2010
jueves, 15 de julio de 2010
el núcleo de la cuestión, Alejandro Güerri
Tu corazón a cero computó los hechos
con la pericia de un forense. Había
objetos sanos: la mesa, por decir,
la pistola. Dijiste
otra película de enredos, otra proyección
sobre las sábanas. Ahí estábamos todos.
No tiren, es uno de los nuestros. ¡No
tiren! ¿Quién sabe cuántas perforaciones
tiene esa calabaza y cuántos caramelos?
Había una vez un balcón de piedra,
había una vez balas, la familia unida
en una región imaginaria, Kaddakesh,
el Nilo, río abajo, como camas de agua,
dos lápidas de hielo, inexorable, minúsculo
epitafio: no caí, no espero un milagro,
no soy idiota.
"Sucesos Argentinos", en Podemos llamarlo un día, 2005
con la pericia de un forense. Había
objetos sanos: la mesa, por decir,
la pistola. Dijiste
otra película de enredos, otra proyección
sobre las sábanas. Ahí estábamos todos.
No tiren, es uno de los nuestros. ¡No
tiren! ¿Quién sabe cuántas perforaciones
tiene esa calabaza y cuántos caramelos?
Había una vez un balcón de piedra,
había una vez balas, la familia unida
en una región imaginaria, Kaddakesh,
el Nilo, río abajo, como camas de agua,
dos lápidas de hielo, inexorable, minúsculo
epitafio: no caí, no espero un milagro,
no soy idiota.
"Sucesos Argentinos", en Podemos llamarlo un día, 2005
miércoles, 14 de julio de 2010
un neno correndo nos ollos, por Gustavo Tisocco
Entonces amaba que tuvieras colmenas en tu pelo,
un niño corriendo en los ojos,
manos de guitarra.
Tus tardes amaba,
tu pantalón gris, tu corbata.
Los sueños de estudiante,
las noches en el río,
amaba tu voz sabor a menta,
tu casa en el campo,
los caballos trotando por tu cuerpo.
Amaba al ser pequeño
que fumaba por ser grande,
tus discos, tus escombros,
cuando dormías yo te amaba.
Ahora hombre lejano no te amo.
Elegiste esconderte en la ciudad de nieve,
quedarte ahí deshabitado
mientras me brotan
primaveras en el pecho.
Daquela amaba que tiveras colmeas no teu pelo,
un neno correndo nos ollos,
mans de guitarra.
Amaba as túas tardes,
o teu pantalón gris, a túa gravata.
Os soños de estudante,
as noites no río,
amaba a túa voz sabor a menta,
a túa casa de campo,
os cabalos a trotar polo teu corpo.
Amaba ao ser pequeno
que fumaba por ser grande,
os discos teus, os teus escombros,
amábate cando ti durmías.
Agora home afastado non te amo.
Elixiches esconderte na cidade de neve,
ficar aí, deshabitado,
mentres no peito
me agroman primaveras.
"Entonces amaba" "Daquela amaba", Gustavo Tisocco
Traducción Francisco Fernández Naval
un niño corriendo en los ojos,
manos de guitarra.
Tus tardes amaba,
tu pantalón gris, tu corbata.
Los sueños de estudiante,
las noches en el río,
amaba tu voz sabor a menta,
tu casa en el campo,
los caballos trotando por tu cuerpo.
Amaba al ser pequeño
que fumaba por ser grande,
tus discos, tus escombros,
cuando dormías yo te amaba.
Ahora hombre lejano no te amo.
Elegiste esconderte en la ciudad de nieve,
quedarte ahí deshabitado
mientras me brotan
primaveras en el pecho.
Daquela amaba que tiveras colmeas no teu pelo,
un neno correndo nos ollos,
mans de guitarra.
Amaba as túas tardes,
o teu pantalón gris, a túa gravata.
Os soños de estudante,
as noites no río,
amaba a túa voz sabor a menta,
a túa casa de campo,
os cabalos a trotar polo teu corpo.
Amaba ao ser pequeno
que fumaba por ser grande,
os discos teus, os teus escombros,
amábate cando ti durmías.
Agora home afastado non te amo.
Elixiches esconderte na cidade de neve,
ficar aí, deshabitado,
mentres no peito
me agroman primaveras.
"Entonces amaba" "Daquela amaba", Gustavo Tisocco
Traducción Francisco Fernández Naval
lunes, 12 de julio de 2010
hablar de Macedonio, por Roxana Palacios
domingo, 11 de julio de 2010
tras la lente de una Kodak, María Teresa Andruetto
miércoles, 7 de julio de 2010
unos hacia el destino, otros hacia el recuerdo; Horacio Castillo, in memoriam
El ojo de la foca -mi amuleto- me llevará hasta el oso blanco.
¿Hay algo más bello que perseguir al oso blanco en el océano blanco?
Hace muchos sueños que sigo sus rastros, estas pisadas en la nieve que el viento borra y no llevan a ninguna parte;
y los ojos, de tanto mirar, ya han dejado de ver.
Pero a veces, en la inmensa blancura, he creído escuchar una especie de lamento,
un bostezo no parecido al de ninguna otra criatura viviente;
y cuando aparecen los primeros pelos de la sombra
y el sol sangra cada vez más hasta desaparecer,
alguien ha visto una silueta sobre la ladera
convirtiendo la noche en día, la oscuridad en luz.
Ahora se ha agotado el aceite de la lámpara,
las estrellas emigran hacia la tierra del caribú
y los hombres, excitados, colocan las trampas,
esperan la presa que se oculta para mostrarse.
¿Qué es ese resplandor en la escarpada colina?
Tres veces he frotado el ojo de la muerte,
tres veces prometí las vísceras a los hombres y los perros,
tres veces ofrecí como cebo mi corazón.
Y un día temblarán los cielos y la tierra,
un día la vara mortal atravesará su cuerpo,
y entonces colgaremos de un asta su vejiga
para ahuyentar la sombra y el espíritu de la sombra.
Luego arrastraremos sus restos cuesta abajo, hacia el mar,
y envueltos para siempre en la piel inmaculada,
seguiremos la marcha riendo clamorosamente
y dándonos unos a los otros grandes palmadas en la espalda.
Alaska, Horacio Castillo, 1993
¿Hay algo más bello que perseguir al oso blanco en el océano blanco?
Hace muchos sueños que sigo sus rastros, estas pisadas en la nieve que el viento borra y no llevan a ninguna parte;
y los ojos, de tanto mirar, ya han dejado de ver.
Pero a veces, en la inmensa blancura, he creído escuchar una especie de lamento,
un bostezo no parecido al de ninguna otra criatura viviente;
y cuando aparecen los primeros pelos de la sombra
y el sol sangra cada vez más hasta desaparecer,
alguien ha visto una silueta sobre la ladera
convirtiendo la noche en día, la oscuridad en luz.
Ahora se ha agotado el aceite de la lámpara,
las estrellas emigran hacia la tierra del caribú
y los hombres, excitados, colocan las trampas,
esperan la presa que se oculta para mostrarse.
¿Qué es ese resplandor en la escarpada colina?
Tres veces he frotado el ojo de la muerte,
tres veces prometí las vísceras a los hombres y los perros,
tres veces ofrecí como cebo mi corazón.
Y un día temblarán los cielos y la tierra,
un día la vara mortal atravesará su cuerpo,
y entonces colgaremos de un asta su vejiga
para ahuyentar la sombra y el espíritu de la sombra.
Luego arrastraremos sus restos cuesta abajo, hacia el mar,
y envueltos para siempre en la piel inmaculada,
seguiremos la marcha riendo clamorosamente
y dándonos unos a los otros grandes palmadas en la espalda.
Alaska, Horacio Castillo, 1993
lunes, 5 de julio de 2010
como si fuera la muchedumbre, Marcos Bertorello
4 - El nylon negro de la bolsa negra,
de pronto se parte en dos:
es un tajo irregular y algo turbio,
un tajo que zigzaguea formando
a su modo, una letra, cualquier letra,
en fin: es un tajo por el que entra
impertinente, la pata del gato.
Es la pata delantera, que se mueve
hacia arriba y hacia abajo,
busca: quiere algo, no se sabe qué,
pero se la ve desesperada:
entra, sale, entra, sale.
Y así, llega, el gato:
agarra el papel, lo despedaza,
y se lo come. De modo que ahora
parte de esas palabras se pierden
es inexorable,
dos palabras: el no y el me,
se fueron dentro del gato.
"Historia de un pepel", inédito, Marcos Bertorello. Texto completo en: http://elagarraelcuerpodella.blogspot.com/search/label/Papel
de pronto se parte en dos:
es un tajo irregular y algo turbio,
un tajo que zigzaguea formando
a su modo, una letra, cualquier letra,
en fin: es un tajo por el que entra
impertinente, la pata del gato.
Es la pata delantera, que se mueve
hacia arriba y hacia abajo,
busca: quiere algo, no se sabe qué,
pero se la ve desesperada:
entra, sale, entra, sale.
Y así, llega, el gato:
agarra el papel, lo despedaza,
y se lo come. De modo que ahora
parte de esas palabras se pierden
es inexorable,
dos palabras: el no y el me,
se fueron dentro del gato.
"Historia de un pepel", inédito, Marcos Bertorello. Texto completo en: http://elagarraelcuerpodella.blogspot.com/search/label/Papel
jueves, 1 de julio de 2010
bajo el nombre de clonación, Jaques Derrida
J.D: es muy complicado, por supuesto, hay que empezar a reconocerlo. Ante cierta imaginería, cierta teatralidad de reproducción idéntica y en serie de individuos humanos, entiendo que uno esté espantado, y así me explico las reacciones inmediatas y pasionales de ciertos individuos y responsables políticos del más alto nivel, los llamados "sabios" patentados del Comité de ética, por ejemplo. La "competencia" filosófica, ética, política o jurídica de dichos sabios patentados, su supuesto saber (la sabiduría no es solamente un saber, justamente un saber supuesto, aquí menos que nunca) es el lugar mismo del problema.
Aunque (es una hipótesis, ¿no es cierto?) uno no se planteara ninguna pregunta sobre las competencias científicas o la lucidez supuesta de esos sabios, encaramos aquí zonas de decisión donde la propia idea de competencia, de saber, de sabiduría, por las razones que decía hace un rato, tienen una pertinencia rigurosamente insuficiente, esencialmente inadecuada. Pero, desde el punto de vista de la imaginación, comprendo su terror y también puedo compartirlo. Reflexionando, creo que, de todos modos, hubo, hay y habrá clonación.
Luego, si examinamos de cerca ese concepto de clonación -la reproducción de dos individuos idénticos- eso siempre existió, eso se produce todo el tiempo en la reproducción en general. No es posible controlar o prohibir la reproducción en general; no es posible negar que existe lo idéntico, y que vuelve, y que se multiplica. Lo idéntico vuelve todo el tiempo. En cierto modo, en la familia, en la lengua, en la nación, en la cultura y en la enseñanza, en la tradición, uno trata de reproducir alegando coartadas. Sin reproducción identificante no habría tampoco cultura.
(...) Las grandes deciciones todavía están por venir. ¿Quién hace qué y con qué?
Desde el punto de vista legislativo, hay que encarar con prudencia, caso por caso, sector por sector, los problemas ligados a tal o cual posibilidad. ¿Quién hace qué con ese poder considerable?
No estoy en contra de la clonación en general, pero si se anuncia una amenaza de reproducción de seres humanos, quiero decir como una amenaza efectiva (...) Tomemos por ejemplo el caso del adiestramiento. Se trata de "reproducir" individuos que piensan lo mismo, que se conducen de la misma manera respecto del jefe y en la horda, según esquemas muy bien conocidos. Aquí también se trata de clonación. Sin hablar de todas las técnicas, de todas las prótesis, de todos los injertos...
Jacques Derrida/Elizabeth Roudinesco, Y mañana qué..., 2005
Aunque (es una hipótesis, ¿no es cierto?) uno no se planteara ninguna pregunta sobre las competencias científicas o la lucidez supuesta de esos sabios, encaramos aquí zonas de decisión donde la propia idea de competencia, de saber, de sabiduría, por las razones que decía hace un rato, tienen una pertinencia rigurosamente insuficiente, esencialmente inadecuada. Pero, desde el punto de vista de la imaginación, comprendo su terror y también puedo compartirlo. Reflexionando, creo que, de todos modos, hubo, hay y habrá clonación.
Luego, si examinamos de cerca ese concepto de clonación -la reproducción de dos individuos idénticos- eso siempre existió, eso se produce todo el tiempo en la reproducción en general. No es posible controlar o prohibir la reproducción en general; no es posible negar que existe lo idéntico, y que vuelve, y que se multiplica. Lo idéntico vuelve todo el tiempo. En cierto modo, en la familia, en la lengua, en la nación, en la cultura y en la enseñanza, en la tradición, uno trata de reproducir alegando coartadas. Sin reproducción identificante no habría tampoco cultura.
(...) Las grandes deciciones todavía están por venir. ¿Quién hace qué y con qué?
Desde el punto de vista legislativo, hay que encarar con prudencia, caso por caso, sector por sector, los problemas ligados a tal o cual posibilidad. ¿Quién hace qué con ese poder considerable?
No estoy en contra de la clonación en general, pero si se anuncia una amenaza de reproducción de seres humanos, quiero decir como una amenaza efectiva (...) Tomemos por ejemplo el caso del adiestramiento. Se trata de "reproducir" individuos que piensan lo mismo, que se conducen de la misma manera respecto del jefe y en la horda, según esquemas muy bien conocidos. Aquí también se trata de clonación. Sin hablar de todas las técnicas, de todas las prótesis, de todos los injertos...
Jacques Derrida/Elizabeth Roudinesco, Y mañana qué..., 2005
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