De 1920 a 1930 se corporiza en América latina una tradición de ruptura que ha sido denominada: vanguardia poética. Del hambre de renovación –una producción experimental, un clima de debates y exploraciones más allá de lo convencional- surgirán los grupos y las personalidades que los críticos llamarán “poetas fundadores” o “núcleos radiantes”. Con independencia de los “ismos” importados de Europa, la vanguardia local tomará un rumbo propio y definitivo, que irradia su capacidad innovadora hasta el presente. Este curso trata de mostrar protagonistas, características y momentos claves de esa tradición de ruptura.
1-Características de la vanguardia: grupos, proclamas, publicaciones, contexto social. La urbe moderna. Los “ismos” de Europa y la impronta vernácula en América Latina. Poesía y agitación social. .
2-Influencias: Modernismo, posmodernismo: Darío, Martí, Walt Whitman, Apollinaire, otros.
3-La textura surrealista: adhesiones, manifiestos, cruces y debates acerca del Surrealismo francés y el impacto de ese movimiento en América Latina. Luis Cardoza y Aragón, César Moro.
4-El maquinismo futurista: Modernolatría y culto a la velocidad. Futuristas latinoamericanos: Alfredo Mario Ferreiro, Bernardo Canal Feijóo, Regino Pedroso, Juan Parra del Riego, grupo “Estridentistas” (México).
5 y 6-Lenguaje, imagen trastocada e innovación: Vicente Huidobro, Oliverio Girondo, César Vallejo, González Tuñón, Pablo Neruda.
7-Mujer y vanguardia: Norah Lange, Blanca Luz Brum, Nahui Olin, Winett de Rokha, Antonieta Rivas Mercado, Magda Portal, Teresa Wils Montt, Nora Borges, Delia del Carril.
8-Oralidad extendida: coloquio, gestualidad conversarional y confesional: Salomón de la Selva, grupo Vanguardia (Nicaragua)
Seminario de ocho clases a cargo de Jorge Boccanera
Días y horario de encuentro: jueves de 18,30 a 20
Lugar: Círculo Médico de Lomas de Zamora, Colombres 420, L. de Zamora
Consultas e inscripciones: macedonianos@gmail.com / 156-782-4551
Inicia: jueves 9 de septiembre
Finaliza: jueves 28 de octubre
Coordinación general: Roxana Palacios
Área de capacitación literaria, Casa de la Cultura del CMLZ
Codic, Comisión de Docencia, Investigación y Cultura
Stella Maris Vence, Celia Bello, Graciela Joaquín, Carlos Decuzzi, Juanita Suffritti, Pep Pepio, Gabriela Rizzotti, Norberto Mele, María Rosa Blasco, Sandra Cozzo, Fabiana Lagana, María del Carmen Palmieri, Nedy Varela, Mercedes Imsen, Alejandra Tamburo, Daniela Peluso, Elías Atala, Carlos Terzano, Sofía Brunero, Susana Lizzi, Mirta Andreoli, Cristina Speranza, Nieves Imbelloni, Beatriz Menchi, Osvaldo Harche. Coordinación: Roxana Palacios
martes, 31 de agosto de 2010
sábado, 28 de agosto de 2010
pródiga para hablar, tácita para enmudecer, Liliana Piñeiro
miércoles, 18 de agosto de 2010
en mesa de familia, María Isabel Pazos
I
huele a sudor equino
a espigas a maíz a cielo
acierto pecho abierto
cae sombra de trinos y mugidos
cierran fila los cuervos
bajo el día
la pradera silencia en su bandeja
secretos
cocinados en mesa de familia:
como entrada repetido timbal
un plato de no dichos y pan duro
otro desgarro
agria copa de vino
carozos como postre y a tragar
a tragar hasta quedar vacío
de padre
a callar y a dormir
que nos hacemos ojos de búho
que nos hacemos caña
eco de teros
sudor equino y más
tierra negra bajo impiadoso sol
viento lluvia o escarcha
borrachera
cuerpos callados
callados apetitos
silencio sordo de llano
como mantel de seda la noche
cubre la noche
II
el silencio ilumina
como antorcha los ojos
y curiosos
oídos de las bestias
inquietud en las patas del nochero
susurro de ráfagas
intermitencia de cencerro
como mantel de seda la noche
cubre la noche
y en la noche
callá herradura golpes
sobre yunque donde fuiste parida
y golpeá
golpeá una y otra vez
la tierra negra
en las huellas asentarán
semillas
que regadas a penas de aguacero
brotarán erguidas como letra:
rabioso resto digno
María Isabel pazos
Cena campestre, inédito
huele a sudor equino
a espigas a maíz a cielo
acierto pecho abierto
cae sombra de trinos y mugidos
cierran fila los cuervos
bajo el día
la pradera silencia en su bandeja
secretos
cocinados en mesa de familia:
como entrada repetido timbal
un plato de no dichos y pan duro
otro desgarro
agria copa de vino
carozos como postre y a tragar
a tragar hasta quedar vacío
de padre
a callar y a dormir
que nos hacemos ojos de búho
que nos hacemos caña
eco de teros
sudor equino y más
tierra negra bajo impiadoso sol
viento lluvia o escarcha
borrachera
cuerpos callados
callados apetitos
silencio sordo de llano
como mantel de seda la noche
cubre la noche
II
el silencio ilumina
como antorcha los ojos
y curiosos
oídos de las bestias
inquietud en las patas del nochero
susurro de ráfagas
intermitencia de cencerro
como mantel de seda la noche
cubre la noche
y en la noche
callá herradura golpes
sobre yunque donde fuiste parida
y golpeá
golpeá una y otra vez
la tierra negra
en las huellas asentarán
semillas
que regadas a penas de aguacero
brotarán erguidas como letra:
rabioso resto digno
María Isabel pazos
Cena campestre, inédito
sábado, 14 de agosto de 2010
escucha, escucha los grillos de la noche, Irene Gruss
Escucha
Escucha, escucha los grillos los grillos de la noche.
Avisan algo de belleza, algún esplendor sin simulacro.
III
Nadie entrega
el alma así como así. Yo te di mi corazón
y me quedé
con el alma. El asma
es el alma que no sale, el aire
que no respiro,
yo te di mi corazón,
pero el alma, el asma,
el aire queda adentro, fatiga
lo que no te di
ahora lo que tengo
y no sale,
y si sale, muero
sin alma.
Antiars poética
Conozco mi retórica.
Es un aullido
delicado.
Irene Gruss, en 200 años de poesía argentina, 2010
Foto: el mundo incompleto blogspot
jueves, 12 de agosto de 2010
ir hasta el fondo, Pedro Donangelo
Mi vida es una línea recta
nueve menos cuarto en el reloj de la Torre de los Ingleses.
El día, chato como el anterior,
se vislumbra. Más adelante,
tuerzo otra vez la mirada hacia las grutas en cuadriculas.:
Un blasón con tres letras:
esperpentos cuelgan cabeza abajo
en la vereda de enfrente de las ruinas:
cartoneros duermen bajo las arcadas de un ex Banco
Ya me bajo en la parada El Pasado.
Mi madre recorre la enciclopedia
y me señala las madonas de Leonardo.
Entonces,
yo intentaba doblegar el trazo en escorzos de cabezas
y atisbar el volumen, atisbar lo profundo.
Me señala el triángulo eterno
y en el fondo, los árboles esfumados.
Copio cabezas desde todos los ángulos.
Dibujo palabras
de alguien que viajó a lo largo y ancho del mundo,
ir hasta el fondo,
sobre una raya pegada al papel.
Retrato junto al terrier encadenado
en la espera, el vidrio me refleja junto a él y a una columna del alumbrado.
Desde lo Otro, desde el interior del supermercado,
ella arribará con su lista de vituallas al borde de mi fastidio y partiremos.
También él, encadenado a los olores que ama.
Apagón
la luz de la vela proyecta sombras desmesuradas que me alejan hasta donde ella duerme (y tiembla) en la actitud de un cuadro. Muslos a los que sólo les falta el rosa
porque “El Sueño” se revela sobre la pared –por la luz de la vela- en el pulso frenético de las sombras.
Pedro Donangelo, inéditos
Imagen: Klimt, La muerte y la vida
nueve menos cuarto en el reloj de la Torre de los Ingleses.
El día, chato como el anterior,
se vislumbra. Más adelante,
tuerzo otra vez la mirada hacia las grutas en cuadriculas.:
Un blasón con tres letras:
esperpentos cuelgan cabeza abajo
en la vereda de enfrente de las ruinas:
cartoneros duermen bajo las arcadas de un ex Banco
Ya me bajo en la parada El Pasado.
Mi madre recorre la enciclopedia
y me señala las madonas de Leonardo.
Entonces,
yo intentaba doblegar el trazo en escorzos de cabezas
y atisbar el volumen, atisbar lo profundo.
Me señala el triángulo eterno
y en el fondo, los árboles esfumados.
Copio cabezas desde todos los ángulos.
Dibujo palabras
de alguien que viajó a lo largo y ancho del mundo,
ir hasta el fondo,
sobre una raya pegada al papel.
Retrato junto al terrier encadenado
en la espera, el vidrio me refleja junto a él y a una columna del alumbrado.
Desde lo Otro, desde el interior del supermercado,
ella arribará con su lista de vituallas al borde de mi fastidio y partiremos.
También él, encadenado a los olores que ama.
Apagón
la luz de la vela proyecta sombras desmesuradas que me alejan hasta donde ella duerme (y tiembla) en la actitud de un cuadro. Muslos a los que sólo les falta el rosa
porque “El Sueño” se revela sobre la pared –por la luz de la vela- en el pulso frenético de las sombras.
Pedro Donangelo, inéditos
Imagen: Klimt, La muerte y la vida
miércoles, 11 de agosto de 2010
teoría y ficción en Macedonio Fernández, David Sorbille
Alguna vez, Macedonio Fernández se definió como un “escritor de comienzos”, aunque no desconocía que “el principio del discurso es su parte más difícil”. Sin embargo, en esa aparente dicotomía, se situaba una forma de pensar, una travesía en la experiencia de la vida. La realidad de Macedonio surgía de la metafísica, esa fuente natural de su riqueza conceptual y su notable estilo digresivo. La negación del tiempo y el espacio, es una prolongación de su idea del ser como una sensibilidad exenta de yoísmo. La sustancia de su activa reflexión, subvierte lo circundante e indaga en el universo de lo humano y en la problemática del arte. Macedonio juega con el principio de identidad, y sostiene que la intensidad es la esencia de lo absoluto. En su cosmovisión, la plenitud está en el vacío. (…) El desafío de su visión paródica del mundo, es otro elemento insoslayable de su genialidad. “Su cultura –según José Isaacson, en su libro Macedonio Fernández, sus ideas políticas y estéticas - se asienta sobre la cultura universal, pero su estilo es netamente argentino”. Macedonio insta a no inmovilizar el pensamiento, a darle alas a la razón subyacente, a destacar que si un fragmento es una obra de arte, “debe ser construido como si fuese una totalidad”. (..) En sus escritos misceláneos, no diferencia la teoría de la ficción y plantea problemas metafísicos y experimentales que anteceden a otros eminentes teóricos del tema. La literatura que ofrece, es una combinación de paradojas atravesadas por el absurdo y el rechazo al realismo. Lo sentido es y es siempre actual, en donde la existencia es la esencia del Universo y la Belleza es la armonía que lo rige. “El estilo de ensueño –dice Macedonio- es la única forma posible del Ser, su única versión concebible”. En esa línea nos deslumbra cuando señala: “Vigilia, tú no eres todo, hay un despertar más profundo; conocimiento místico, y sueños detrás de los párpados cerrados”. La revelación de su poética, adquiere el valor emocional de lo trascendente. Por eso, subraya que: “El ser es místico, es decir, pleno en cada uno de sus estados”.
"Macedonio Fernández: una presencia mítica", Semblanzas Recobradas, David Antonio Sorbille, 2009
Foto: Macedonio Belarte, Revista Digital de Cultura
"Macedonio Fernández: una presencia mítica", Semblanzas Recobradas, David Antonio Sorbille, 2009
Foto: Macedonio Belarte, Revista Digital de Cultura
martes, 10 de agosto de 2010
tres poemas, María Teresa Andruetto
Lunes
Los lunes mi padre llegaba tarde
y traía chocolates amargos.
En la cama grande, mamá nos leía
La Cabaña del Tío Tom.
A nosotras nos gustaban los lunes,
nos gustaba llorar por tristezas
de cuento, sufrir por los negros
mientras comíamos chocolates
Suchard.
Citroën
Regresábamos en un Citroën
rojo, desde una laguna de sal,
un puebblo ahora de fantasmas,
a nuestra casa, en la luz. Y él
cantaba, voglio vivere
cosí, con il sole in fronte, y
mi madre y nosotras también
cantábamos.
Kodak
Yo miraba,
tras la lente de una Kodak
con la que él sacó fotos de la guerra,
antes que la muerte disolviera
sus pupilas y delegara en mis ojos
el dolor de mirarme devastada
por la ausencia.
Pavese/Kodak, 2008
lunes, 9 de agosto de 2010
posibilidad abierta, Michel Foucault
La existencia del lenguaje en la época clásica es, a la vez, soberana y discreta. Soberana dado que sobre las palabras ha recaído la tarea y el poder de "representar el pensamiento". Pero representar no quiere decir aquí traducir, proporcionar una versión visible, fabricar un doble material que sea capaz de reproducir, sobre la vertiente externa del cuerpo el pensamiento en toda su exactitud. Representar es oír en el sentido estricto: el lenguaje representa el pensamiento, como éste se representa a sí mismo. Para constituir el lenguaje o para animarlo desde el interior, no hay un acto esencial y primitivo de significación, sino sólo, en el núcleo de la representación, este poder que le pertenece de representarse a sí misma, es decir, de analizarse, yuxtaponiéndose, parte a parte, bajo la mirada de la reflexión, y delegándose a sí misma en un sustituto que la prolonga. En la época clásica no se da nada que no se dé en la representación; pero por este hecho mismo, no surge ningún signo, no se enuncia ninguna palabra, ninguna frase ni ninguna proposición se dirige jamás a ningún contenido sino por el juego de una representación que se pone a distancia de sí misma, se desdobla y se refleja en otra representación que es equivalente a ella. Las representaciones no se enraizan en un mundo del que tomarían su sentido; se abren por sí mismas sobre un espacio propio, cuya nervadura interna da lugar al sentido. Y el lenguaje está ahí en este rodeo que la representación establece con respecto a sí misma. Así, pues, las palabras no forman la más mínima película que duplique el pensamiento por el lado de la fachada; lo recuerdan, lo indican, pero siempre desde el interior, entre todas esas representaciones que representan otras.
El lenguaje clásico está mucho más cercano de lo que se cree al pensamiento que está encargado de manifestar; pero no es paralelo a él; está cogido en su red y entretejido en la trama misma que desarrolla. No es un efecto exterior del pensamiento, sino pensamiento en sí mismo.
Y, por ello, se hace invisible o casi invisible. En todo caso, se ha hecho tan transparente a la representación que su ser deja de ser un problema. El Renacimiento se detuvo ante el hecho en bruto de que hay un lenguaje: en el espesor del mundo, un grafismo mezclado a las cosas o que corre por debajo de ellas; siglos depositados sobre los manuscritos o sobre las hojas de los libros. Y todas estas marcas insistentes apelaban a un segundo lenguaje -el del comentario, de la exégesis, de la erudición- para hacer hablar y hacer al fin móvil al lenguaje que ponía en ellas; el ser del lenguaje precedía, como una muda obstinación, a lo que se podía leer en él y a las palabras en que se le hacía resonar. A partir del siglo XVII, lo que se elide es esta existencia maciza e intrigante del lenguaje. No aparece ya oculta en el enigma de la marca: aparece más bien desplegada en la teoría de la significación. En el límite, se podría decir que el lenguaje clásico no existe, sino que funciona: toda su existencia tiene lugar en su papel representativo, se limita exactamente a él y acaba por agotarse en él. El lenguaje no tiene otro lugar que no sea la representación, ni tiene valor a no ser en ella: en este molde que ha podido arreglarse.
Por ello, el lenguaje clásico descubre una cierta relación consigo mismo que hasta entonces no había sido posible ni aun concebible. Con respecto a sí mismo, el lenguaje del siglo XVI se encontraba en una posición de comentario perpetuo: ahora bien, éste no puede hacerse a no ser que exista el lenguaje -un lenguaje que preexiste silenciosamente al discurso por medio del cual se intenta hacerlo hablar; para comentar, es necesario el antecedente absoluto del texto, y a la inversa, si el mundo es un entrelazamiento de marcas y de palabras, ¿cómo hablar a no ser en la forma de comentario? A partir de la época clásica, el lenguaje se despliega en el interior de la representación y en este desdoblamiento de sí misma que la ahueca.
De ahora en adelante, el Texto primero se borra y, con él, todo el fondo inextinguible de las palabras cuyo ser mudo estaba inscrito en las cosas; lo único que permanece es la representación que se desarrolla en los signos verbales- que la manifiestan y que se convierte, por ello, en discurso.
El enigma de una palabra que debe ser interpretada por un segundo lenguaje es sustituido por la discursividad esencial de la representación: posibilidad abierta, aun neutra e indiferente, pero que el discurso se encargará de completar y fijar.
Ahora bien, cuando este discurso se convierte a su vez en objeto del lenguaje, no se le interroga como si dijera algo sin decido, como si fuera un lenguaje retenido en sí mismo y una palabra cerrada; no se trata ya de hacer surgir el gran propósito enigmático que se oculta bajo estos signos; se le pregunta cómo funciona: qué representaciones designa, qué elementos recorta y descuenta, cómo se analiza y compone, qué juego de sustituciones le permite asegurar su papel de representación.
Foucault, M. Las palabras y las cosas, Cap. IV. "Hablar", 1. Crítica y comentario, Siglo XXI, 2003
El lenguaje clásico está mucho más cercano de lo que se cree al pensamiento que está encargado de manifestar; pero no es paralelo a él; está cogido en su red y entretejido en la trama misma que desarrolla. No es un efecto exterior del pensamiento, sino pensamiento en sí mismo.
Y, por ello, se hace invisible o casi invisible. En todo caso, se ha hecho tan transparente a la representación que su ser deja de ser un problema. El Renacimiento se detuvo ante el hecho en bruto de que hay un lenguaje: en el espesor del mundo, un grafismo mezclado a las cosas o que corre por debajo de ellas; siglos depositados sobre los manuscritos o sobre las hojas de los libros. Y todas estas marcas insistentes apelaban a un segundo lenguaje -el del comentario, de la exégesis, de la erudición- para hacer hablar y hacer al fin móvil al lenguaje que ponía en ellas; el ser del lenguaje precedía, como una muda obstinación, a lo que se podía leer en él y a las palabras en que se le hacía resonar. A partir del siglo XVII, lo que se elide es esta existencia maciza e intrigante del lenguaje. No aparece ya oculta en el enigma de la marca: aparece más bien desplegada en la teoría de la significación. En el límite, se podría decir que el lenguaje clásico no existe, sino que funciona: toda su existencia tiene lugar en su papel representativo, se limita exactamente a él y acaba por agotarse en él. El lenguaje no tiene otro lugar que no sea la representación, ni tiene valor a no ser en ella: en este molde que ha podido arreglarse.
Por ello, el lenguaje clásico descubre una cierta relación consigo mismo que hasta entonces no había sido posible ni aun concebible. Con respecto a sí mismo, el lenguaje del siglo XVI se encontraba en una posición de comentario perpetuo: ahora bien, éste no puede hacerse a no ser que exista el lenguaje -un lenguaje que preexiste silenciosamente al discurso por medio del cual se intenta hacerlo hablar; para comentar, es necesario el antecedente absoluto del texto, y a la inversa, si el mundo es un entrelazamiento de marcas y de palabras, ¿cómo hablar a no ser en la forma de comentario? A partir de la época clásica, el lenguaje se despliega en el interior de la representación y en este desdoblamiento de sí misma que la ahueca.
De ahora en adelante, el Texto primero se borra y, con él, todo el fondo inextinguible de las palabras cuyo ser mudo estaba inscrito en las cosas; lo único que permanece es la representación que se desarrolla en los signos verbales- que la manifiestan y que se convierte, por ello, en discurso.
El enigma de una palabra que debe ser interpretada por un segundo lenguaje es sustituido por la discursividad esencial de la representación: posibilidad abierta, aun neutra e indiferente, pero que el discurso se encargará de completar y fijar.
Ahora bien, cuando este discurso se convierte a su vez en objeto del lenguaje, no se le interroga como si dijera algo sin decido, como si fuera un lenguaje retenido en sí mismo y una palabra cerrada; no se trata ya de hacer surgir el gran propósito enigmático que se oculta bajo estos signos; se le pregunta cómo funciona: qué representaciones designa, qué elementos recorta y descuenta, cómo se analiza y compone, qué juego de sustituciones le permite asegurar su papel de representación.
Foucault, M. Las palabras y las cosas, Cap. IV. "Hablar", 1. Crítica y comentario, Siglo XXI, 2003
sábado, 7 de agosto de 2010
virar, avanzar, progresar, traspasar; Sergio Fombona
La espera es para los fieles
Se piensa que los muertos
de alguna manera, nos pueden ayudar,
¿cómo podrían?, ¿desde qué lugar?
La vida es lo que tenemos, por lo pronto
aquello que minimamente conocemos.
Sería mejor, en lugar de pedir, dar.
Concentrarse en lo que queda por delante,
y actuar en consecuencia.
La espera es para los fieles,
esos que mueren en silencio día a día,
virar, avanzar, progresar, traspasar,
son adjetivos para quienes verdaderamente
tratamos de ser generadores de nuestra propia travesía.
"La espera es para los fieles", Sergio Fombona
Se piensa que los muertos
de alguna manera, nos pueden ayudar,
¿cómo podrían?, ¿desde qué lugar?
La vida es lo que tenemos, por lo pronto
aquello que minimamente conocemos.
Sería mejor, en lugar de pedir, dar.
Concentrarse en lo que queda por delante,
y actuar en consecuencia.
La espera es para los fieles,
esos que mueren en silencio día a día,
virar, avanzar, progresar, traspasar,
son adjetivos para quienes verdaderamente
tratamos de ser generadores de nuestra propia travesía.
"La espera es para los fieles", Sergio Fombona
macedonianos en Pilar
"A los antepasados de mi sangre y a los antepasados de mis sueños he exaltado y cantado"
Jorge Luis Borges
Borges lector de Dante
charla abierta a cargo de Roxana Palacios
sábado 7 de agosto a las 18,30
auditorio de Highland Park
Las camelias 3340-Panamericana Ramal Pilar km. 42,5
seminario Borges lector de Dante
*Inicia: viernes 13 de agosto
*Finaliza: viernes 29 de octubre
Inscripciones: macedonianos@gmail.com / 011-156-782-4551
Jorge Luis Borges
Borges lector de Dante
charla abierta a cargo de Roxana Palacios
sábado 7 de agosto a las 18,30
auditorio de Highland Park
Las camelias 3340-Panamericana Ramal Pilar km. 42,5
seminario Borges lector de Dante
*Inicia: viernes 13 de agosto
*Finaliza: viernes 29 de octubre
Inscripciones: macedonianos@gmail.com / 011-156-782-4551
jueves, 5 de agosto de 2010
Ayer que es hoy, y mañana que también es hoy, Javier Adúriz
Ayer que es hoy, y mañana que también es hoy, llueven sapos con naturalidad. En su lomo llevan grabado el secreto de la tierra, y abren la boca, sonrientes. Pero hoy, justamente hoy -maldigo- este pronóstico extendido fracasa. Nada más caen pianos de cola, timbales y varios contrabajos con su correspondiente valija. Cruzar la avenida se ha puesto de temer. Es que se oye cierta sonatita en el aire. Temperancia, me digo, paciencia, barajar.
cro-cro cra-cra
la alegría del mundo
te pertenece
Esto es así, 2009
cro-cro cra-cra
la alegría del mundo
te pertenece
Esto es así, 2009
miércoles, 4 de agosto de 2010
estábamos ya muy lejos de los bronces, Francisco Madariaga
-Aquí ya empiezan a haber caballos- me decía.
Y el viento del nordeste comenzaba a ser verde
entre los colores del agua de la infancia.
Estábamos ya muy lejos de los bronces, los
mármoles y los floreros pintados "al gusto de
la familia" en los cementerios municipales.
Todo aquello quedaba atrás, y el sueño del viejo
tren casi fluvial nos envolvía.
Mi pequeño hijo de siete años y yo teníamos en
las manos las ramas de las estrellas y
el resplandor lentísimo de los ríos rosados,
donde sangraba el sol de los caballos, las
vaquerías y las antiguas guerras.
Era el primer viaje solos en el tren marrón que
no quiere morir.
"Viaje estival con Lucio", en 200 años de poesía Argentina, 2010
Y el viento del nordeste comenzaba a ser verde
entre los colores del agua de la infancia.
Estábamos ya muy lejos de los bronces, los
mármoles y los floreros pintados "al gusto de
la familia" en los cementerios municipales.
Todo aquello quedaba atrás, y el sueño del viejo
tren casi fluvial nos envolvía.
Mi pequeño hijo de siete años y yo teníamos en
las manos las ramas de las estrellas y
el resplandor lentísimo de los ríos rosados,
donde sangraba el sol de los caballos, las
vaquerías y las antiguas guerras.
Era el primer viaje solos en el tren marrón que
no quiere morir.
"Viaje estival con Lucio", en 200 años de poesía Argentina, 2010
en este mes de agosto, Alfredo Veiravé
Los lapachos han vuelto a florecer en este mes de agosto
como si fueran el eje de la historia, y la explosión de
sus flores rosadas un movimiento circular de suaves rotaciones, ¿qué piensan dentro de sus ramas (aparentemente imperturbables) sobre
lo que pasó este otoño en los mares del sur bajo en manto de neblinas?
Pero de pronto los lapachos florecieron y luego dejaron caer
sus flores en el sueño de esa llovizna sin noticias,
y los albatros quedaron sepultados en la Islas.
Y los padres nos quedamos mirando en el aeropuerto
cómo nuestros hijos subían a los aviones de transporte
con armas y cascos y mochilas y fuertes
borceguíes para el frío del sur abajo del planeta que se iba
cantando la marcha de San Lorenzo pero a él no lo podíamos distinguir
cuál era desde la terraza porque
ya no era nuestro hijo sino un soldado que iba hacia la guerra
y a mí se me cruzaron todas las palabras
rotas
tartamudas
y todavía siento que en aquella madrugada
cuando los aviones se perdieron en el cielo a las seis de la mañana
supe que ya no podía escribir rabiosamente
la palabra cibilización con be larga, por lo menos.
Y como si nada hubiera ocurrido, en agosto los lapachos han vuelto a florecer
sobre nuestros corazones con armas de papel “igual que sobrevivientes
que vuelven de la guerra”
"Los lapachos han vuelto a florecer", en 200 años de Poesía Argentina, 2010
Foto: Casa con lapacho, Carlos Alberto Longa
como si fueran el eje de la historia, y la explosión de
sus flores rosadas un movimiento circular de suaves rotaciones, ¿qué piensan dentro de sus ramas (aparentemente imperturbables) sobre
lo que pasó este otoño en los mares del sur bajo en manto de neblinas?
Pero de pronto los lapachos florecieron y luego dejaron caer
sus flores en el sueño de esa llovizna sin noticias,
y los albatros quedaron sepultados en la Islas.
Y los padres nos quedamos mirando en el aeropuerto
cómo nuestros hijos subían a los aviones de transporte
con armas y cascos y mochilas y fuertes
borceguíes para el frío del sur abajo del planeta que se iba
cantando la marcha de San Lorenzo pero a él no lo podíamos distinguir
cuál era desde la terraza porque
ya no era nuestro hijo sino un soldado que iba hacia la guerra
y a mí se me cruzaron todas las palabras
rotas
tartamudas
y todavía siento que en aquella madrugada
cuando los aviones se perdieron en el cielo a las seis de la mañana
supe que ya no podía escribir rabiosamente
la palabra cibilización con be larga, por lo menos.
Y como si nada hubiera ocurrido, en agosto los lapachos han vuelto a florecer
sobre nuestros corazones con armas de papel “igual que sobrevivientes
que vuelven de la guerra”
"Los lapachos han vuelto a florecer", en 200 años de Poesía Argentina, 2010
Foto: Casa con lapacho, Carlos Alberto Longa
lunes, 2 de agosto de 2010
seminario "Borges lector de Dante", por Roxana Palacios
“Imaginemos, en una biblioteca oriental, una lámina pintada hace muchos siglos. Acaso es árabe y nos dicen que en ella están figuradas todas las fábulas de las Mil y una noches; acaso es china y sabemos que ilustra una novela con centenares o millares de personajes. En el tumulto de sus formas, alguna, un árbol que semeja un cono invertido, unas mezquitas de color bermejo sobre un muro de hierro, nos llama la atención y de ésa pasamos a otras. Declina el día, se fatiga la luz y a medida que nos internamos en el grabado, comprendemos que no hay cosa en la tierra que no esté ahí. Lo que fue, lo que es y lo que será, la historia del pasado y la del futuro, las cosas que he tenido y las que tendré, todo ello nos espera en algún lugar de ese laberinto tranquilo… He fantaseado una obra mágica, una lámina que también fuera un microcosmos; el poema de Dante es esa lámina de ámbito universal.
Jorge Luis Borges
Nueve ensayos dantescos
"Mientras nosotros leíamos a Foucault y a Derrida, Foucault y Derrida leían a Borges"; conocí esta cita de Héctor Libertella, pronunciada en la presentación del libro Los fulgores del simulacro, de Nicolás Rosa, en el Rojas, en una clase dictada por Roberto Ferro. La encontré después en varios escritos de sus alumnos y colegas, incluso en su libro Derrida, una introducción (2009) Me encanta la cita, me parece muy atinada y la transcribo, porque leer Borges también es preguntarnos "qué es lo que está "dentro" y qué lo que está "fuera" de un texto" (1); "qué es imposible pensar y de qué imposibilidad se trata" (2) La idea del seminario "Borges lector de Dante" nació en una de esas clases, hace ya varios años. Nunca sabremos, creo, por muy profundas y académicas que resulten nuestras investigaciones, cómo leyó Borges la Comedia; sin embargo, es posible que disfrutemos de lo que de esas lecturas surgió, es decir, de la escritura de Borges y de la inabarcable anterioridad a la que nos remiten sus textos.
Quiero decir que el objetivo principal de este seminario es sencillo: transitar juntos un recorrido posible que nos abra a otros, nuevos y diferentes, en cada lectura. Para ello, he seleccionado un corpus textual y un marco crítico acotado que nos permita iniciar el movimiento.
Este seminario se dictará simultáneamente en Highland Park y en la Fundación Médica de Lomas de Zamora. Aquí los datos para la inscripción.
Roxana Palacios
Agosto/Septiembre/Octubre de 2010
*Días y horario de encuentro: miércoles de 18 a 19,30 (CMLZ) / viernes de 18,30 a 20 (Highland Park)
*Lugar: Colombres 420, L. de Zamora / auditorio de Highland Park
*Inicia: miércoles 11 de agosto / viernes 13 de agosto
*Finaliza: miércoles 27 de octubre / viernes 29 de octubre
Inscripciones: macedonianos@gmail.com / 011-156-782-4551
http://borgeslector.blogspot.com/
(1)Derrida, J. De la gramatología, Buenos Aires, Siglo XXI, 1971
(2)Foucault, M. Las palabras y las cosas, una arqueología de las ciencias humanas 2a ed., Buenos Aires, Siglo XXI, 2003
Foto: Purgatorio 2, Gustave Doré (en la web)
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Jorge Luis Borges
Nueve ensayos dantescos
"Mientras nosotros leíamos a Foucault y a Derrida, Foucault y Derrida leían a Borges"; conocí esta cita de Héctor Libertella, pronunciada en la presentación del libro Los fulgores del simulacro, de Nicolás Rosa, en el Rojas, en una clase dictada por Roberto Ferro. La encontré después en varios escritos de sus alumnos y colegas, incluso en su libro Derrida, una introducción (2009) Me encanta la cita, me parece muy atinada y la transcribo, porque leer Borges también es preguntarnos "qué es lo que está "dentro" y qué lo que está "fuera" de un texto" (1); "qué es imposible pensar y de qué imposibilidad se trata" (2) La idea del seminario "Borges lector de Dante" nació en una de esas clases, hace ya varios años. Nunca sabremos, creo, por muy profundas y académicas que resulten nuestras investigaciones, cómo leyó Borges la Comedia; sin embargo, es posible que disfrutemos de lo que de esas lecturas surgió, es decir, de la escritura de Borges y de la inabarcable anterioridad a la que nos remiten sus textos.
Quiero decir que el objetivo principal de este seminario es sencillo: transitar juntos un recorrido posible que nos abra a otros, nuevos y diferentes, en cada lectura. Para ello, he seleccionado un corpus textual y un marco crítico acotado que nos permita iniciar el movimiento.
Este seminario se dictará simultáneamente en Highland Park y en la Fundación Médica de Lomas de Zamora. Aquí los datos para la inscripción.
Roxana Palacios
Agosto/Septiembre/Octubre de 2010
*Días y horario de encuentro: miércoles de 18 a 19,30 (CMLZ) / viernes de 18,30 a 20 (Highland Park)
*Lugar: Colombres 420, L. de Zamora / auditorio de Highland Park
*Inicia: miércoles 11 de agosto / viernes 13 de agosto
*Finaliza: miércoles 27 de octubre / viernes 29 de octubre
Inscripciones: macedonianos@gmail.com / 011-156-782-4551
http://borgeslector.blogspot.com/
(1)Derrida, J. De la gramatología, Buenos Aires, Siglo XXI, 1971
(2)Foucault, M. Las palabras y las cosas, una arqueología de las ciencias humanas 2a ed., Buenos Aires, Siglo XXI, 2003
Foto: Purgatorio 2, Gustave Doré (en la web)
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