miércoles, 4 de agosto de 2010

en este mes de agosto, Alfredo Veiravé

Los lapachos han vuelto a florecer en este mes de agosto
como si fueran el eje de la historia, y la explosión de
sus flores rosadas un movimiento circular de suaves rotaciones, ¿qué piensan dentro de sus ramas (aparentemente imperturbables) sobre
lo que pasó este otoño en los mares del sur bajo en manto de neblinas?
Pero de pronto los lapachos florecieron y luego dejaron caer
sus flores en el sueño de esa llovizna sin noticias,
y los albatros quedaron sepultados en la Islas.
Y los padres nos quedamos mirando en el aeropuerto
cómo nuestros hijos subían a los aviones de transporte
con armas y cascos y mochilas y fuertes
borceguíes para el frío del sur abajo del planeta que se iba
cantando la marcha de San Lorenzo pero a él no lo podíamos distinguir
cuál era desde la terraza porque
ya no era nuestro hijo sino un soldado que iba hacia la guerra
y a mí se me cruzaron todas las palabras
rotas
tartamudas
y todavía siento que en aquella madrugada
cuando los aviones se perdieron en el cielo a las seis de la mañana
supe que ya no podía escribir rabiosamente
la palabra cibilización con be larga, por lo menos.
Y como si nada hubiera ocurrido, en agosto los lapachos han vuelto a florecer
sobre nuestros corazones con armas de papel “igual que sobrevivientes
que vuelven de la guerra”

"Los lapachos han vuelto a florecer", en 200 años de Poesía Argentina, 2010
Foto: Casa con lapacho, Carlos Alberto Longa

1 comentario:

  1. Una maravilla de poesía. Sin duda, Alfredo Veiravé, fue otro gran poeta de la patria chica de Juanele. Magnifico recuerdo. David Antonio Sorbille

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