miércoles, 20 de octubre de 2010

voy a darles un resumen publicable, Macedonio Fernández

A poco que se elogie la acción de un hombre le oiremos decir: "Mi descanso es pelear", o "Para dormir y reposar me sobrará tiempo en la muerte" Ya hubo quien lo dijo entre los hombres célebres. Embotamiento de sí mismo y cinismo, de todo hombre es la miseria y la derrota: el hombre que no las ve en sí, en su roto y golpeado curso individual, es un poco más ciego que los ciegos que somos todos, así sea un Julio César o un Newton. Honrado es el hombre del tranvía, el cliente que espera en la antesala de un estudio. Habiendo de esperar, reemplaza la espera por el sueño, que es el artículo de sustitución apropiadísimo y a su alcance: lo tiene y lo usa. Mi prójimo allí enfrente se ha quedado dormido en su silla. Se ha dicho: qué hacer del tiempo: dormirlo.
Cuando la vida sólo es tiempo, lo único absolutamente honesto, lo que haría un niño, debe hacerlo un hombre, un poeta, un genio: dormirlo.
Al azar me he traído dos libros: "Extractos de Schopenahuer"; otro: "Extractos de Goethe" Además de esa semejanza se trata de dos autores alemanes; los dos libros están en inglés; ambos de agradable aspecto, encuadernación inglesa y parecida y de parecido tamaño. Y comienzan con una biografía de Schopenahuer y de Goethe, en cuya última página trátase de los rasgos de sus últimas horas de vida. Aparece el "Mehr licht" de Goethe tan rememorado y tan tontamente fantaseado y que significa meramente que en sus ojos se refugiaba un último apetito fisiológico: el placer de la luz, apetencia universal zoológica, vegetal, quizá mineral.
El pobre hombre en todo hombre, como diría Schopenhauer, el pobre diablo que llora, se acobarda y se atonta en todos nosotros, el pobre diablo improgresable que no será reducido nunca a un cuantum disimulable por los supuestos progresos de la Inteligencia, se moría en el envase glorioso de un Schopenahuer o un Goethe; había durado tanto como ellos, había sido el dueño de casa en ellos y tenía la última palabra: pedía luz, aplausos, cualquier cosa. Pedía para sí, para Schopenhauer, para Goethe: pedía, mendigaba. El que pide para otro no mendiga. Una madre, un padre como hay tantos que no han escrito, que no han inventado nada más que el altruísmo y la modestia, pediría para su hijo, para su esposo, porque hay humanos sin pobre diablo.
En el pedir para sí y en el obrar para sí intelectual o muscularmente, no hay ética ni estética. Sólo el altruísmo es ética y es belleza. Y es felicidad.

Todo Tú, 1929
Imagen: http://www.elortiba.org/macedonio.html

6 comentarios:

  1. El genio de Macedonio en un desopilante relato. Qué maravilla!. David Antonio Sorbille

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  2. gracias por tu comentario, David!
    Esta tarde, después de los hechos de Avellaneda, cambié el texto, así que el comentario quedó desconectado, besos, Ro

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  3. Querida Roxana: A veces las circunstancias imponen cambios ineludibles, pero en el caso de Macedonio, su prosa es tan reveladora que nos trasciende armado simplemente de sabiduría. Me parece muy bueno el tema que has elegido. Un abrazo. David Antonio Sorbille

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  4. Hola roxana, soy estudiante de pedogogia en Austria, en el momento debo realizar un trabajo acerca de la posia de macedonio fernandez.. Podria por favor ayudarme y decirme donde puedo obtener informacion, ya que me piden que analice "La Siesta" y compare la poesia macedoniana con otras! Estare muy agradecida .. saludos Rita

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  5. hola, Rita!, bueno, no sé qué grado de lectura tendrás de la obra de Macedonio, pero creo que en principio su poesía (todo lo publicado está en ediciones de Corregidor) y los Ensayos macedonianos de Ana María Camblong, (Buenos Aires, Corregidor,2006) son insoslayables. Luego, el tomo 8 de la Historia crítica de la literatura argentina, "Macedonio" (Buenos Aires, Emecé 2007, dirigida por Noé Jitrik y Roberto Ferro te pueden orientar muchísimo, creo. Un abrazo y mucha mucha suerte con tu trabajo!
    Roxana

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