sábado, 22 de mayo de 2010

hagamos esto rápido, dijo, paseándose ahora por la celda, Carlos Pereiro

Fue al sótano, descolgó la llave y entró en la celda. Se sentó frente a ellos, apoyó la espalda contra la pared y se los quedó mirando. Una sensación de felicidad, de bienestar, se apoderó de él. Miró a esos muchachos asustados casi con ternura. Quizá ése fuera su último interrogatorio. Ya no necesitaría cambiar de amo, tener uno, para poder vivir.
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- hagamos esto rápido, dijo, paseándose ahora por la celda con las manos en los bolsillos-. El jefe quiere saber quién los mandó. Díganme eso, o invéntenlo, no me importa, y quédense tranquilos que no les va a pasar nada.
Volvió a su oficina, metió una hoja en la máquina de escribir y preparó el informe para el coronel. Escribió lo que le habían dicho y algunas cosas más que sabía iban a gustarle. Después llamó a Cobo, le dijo que llevara el sobre arriba, y salió a la calle a buscar su fortuna.

fragmento de El destino, 2006

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