jueves, 30 de septiembre de 2010

con sus voces altas, Alicia Márquez

El hombre es palabra que camina.
Mbya guaraní


Y la mujer, camino de palabras.
Un camino difícil, pedregoso,
un camino silenciado.
Por mucho tiempo silenciado.
Callado. Mudo. Solo.

Ellas miraban detrás de eternas ventanas
el mundo de los hombres
con sus voces altas
y sus brazos anchos.
Y murmuraban entre sí,
en las cocinas de todo el mundo
palabras sabias y espesas como la sangre.

Palabras milagrosas, que recibían
a los que nacían
entre sábanas de dolor y carcajadas.

Palabras que pregonaban en el desierto de los sordos.

Palabras que se abrieron paso
como mariposas, con su aleteo de labios.
Palabras que aprendieron a gritar,
con el tiempo.
Palabras que curaron, consolaron
y se opusieron a todas las guerras
creadas por las orgullosas palabras de los hombres.

Palabras que aprendieron a escribirse.
A crear caminos nuevos.
Diferentes miradas.

Pero que, pese a todo,
jamás pudieron con la palabra amor.

Esa palabra
las transforma en locas, desquiciadas.
Las desarraiga.
Las hace enormes,
las vuelve pálidas,
las convierte en mendigas,
en luciérnagas, en putas,
en reinas solitarias.

Nunca pudieron con esa palabra.
Nunca.
Nunca pudieron con esa palabra
que ellas inventaron.

4 comentarios:

  1. Formidable poema de la querida y gran poeta Alicia Márquez. Todo un lujo!. David Antonio Sorbille

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  2. Un poema maravilloso; todo un homenaje a las mujeres, gracias.

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  3. Roxana querida , me encanto el poema y me encantó tu blog Un abrazo Leonor

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