miércoles, 18 de agosto de 2010

en mesa de familia, María Isabel Pazos

I

huele a sudor equino
a espigas a maíz a cielo
acierto pecho abierto

cae sombra de trinos y mugidos
cierran fila los cuervos
bajo el día

la pradera silencia en su bandeja
secretos
cocinados en mesa de familia:
como entrada repetido timbal
un plato de no dichos y pan duro
otro desgarro
agria copa de vino
carozos como postre y a tragar
a tragar hasta quedar vacío
de padre
a callar y a dormir
que nos hacemos ojos de búho
que nos hacemos caña
eco de teros
sudor equino y más
tierra negra bajo impiadoso sol
viento lluvia o escarcha
borrachera
cuerpos callados
callados apetitos
silencio sordo de llano

como mantel de seda la noche
cubre la noche

II

el silencio ilumina
como antorcha los ojos
y curiosos
oídos de las bestias
inquietud en las patas del nochero
susurro de ráfagas
intermitencia de cencerro

como mantel de seda la noche
cubre la noche

y en la noche
callá herradura golpes
sobre yunque donde fuiste parida

y golpeá
golpeá una y otra vez
la tierra negra
en las huellas asentarán

semillas
que regadas a penas de aguacero
brotarán erguidas como letra:
rabioso resto digno

María Isabel pazos
Cena campestre, inédito

4 comentarios:

  1. La poesía primigenia no nació escritura, sino canción, y el poeta primitivo apeló a la palabra sonora para cantarla.

    Enhebrando hábilmente como cuentas de collar sonidos y silencios en singular cadencia,
    palabras que devienen en notas musicales, mantra secreto de un ritual mágico, ancestral.

    Si percibe con la vista, con los ojos del rostro, la realidad circundante, esa inevitable Alcatraz que quizás –sólo quizás- otros crearan para él, sin duda compleja resultante de fuerzas múltiples a veces antagónicas, siempre en precario equilibrio, realidad aprehensible, comprensible, transmisible, cultural, con los ojos del alma percibe su personalísima realidad interior, empírica, única e irrepetible, libre, creadora, realidad musical, vital, rítmica al compás de los latidos del corazón, intuitiva, primitiva, mágica, irreducible a la razón, sacra.

    Una realidad se recita con palabras concepto, la otra se canta con poesía.

    Enhebrando hábilmente como cuentas de collar esas rústicas piedras preciosas que son las palabras concepto para convertirlas en collar, en joya bella, poesía, música que ya no se entiende con la razón sino con el alma.

    Y si la joya tanto dice del cuello de quien la luce, tanto más dice de las manos del orfebre.

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  2. Magnífico poema de una gran poeta y querida amiga que engalana esta página. Felicitaciones. David Antonio Sorbille

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  3. Susana Scherpa de Palacios7 de septiembre de 2010, 15:49

    una poesìa que al vibrar hace vibrar. Yo tambièn vivì en el campo, hay una conexiòn. Gracias, Marìa Isabel, por esta mesa, por este mantel de seda que cubre la noche. Susana

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  4. Manuel de Ñandupampa12 de septiembre de 2010, 9:54

    Personalísima realidad interior, libre, creadora, musical, intuitiva, mágica.

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