martes, 9 de marzo de 2010

donde es posible beber algo más que la sed, Liliana Díaz Mindurry

Si tejiendo, como los dioses, pudiera hallar la pequeñísima llave de las cosas,
caminaría en el filo de la noche con la ferocidad de un niño,
con la inocencia de una víbora deslizándose sobre un cristal trizado,
cruzaría los desiertos con un pájaro muerto en la garganta,
y sin prometer, como ellos, camastros para hacer el odio,
ramas quebradas para unir desesperanzas,
lograría la transparencia.

Si tejiendo, como los dioses, pudiera despertar los cuartos incesantes de otros tiempos,
celebraría la agonía sobre la almohada de la infancia,
jugaría al juego de los leones dormidos y de los dragones que sueñan
en la espesura de los ciervos blancos que huyen sobre la piel sedosa del relámpago.

Entonces tejiendo construiría el territorio improbable
donde la palabra no es de arena,
donde el amante no se deshace en el bosque de cada amanecer,
donde es posible beber algo más que sed,
y que asistir al propio llanto descreyendo de él.

Porque no hay milagros de hermosura que destruyan los hilos del infierno,
ni jazmines que sobrevivan a la ira de los ángeles.

¿O es que no sabemos que los dioses curan la sed volviéndola cántaro sin fondo?

Soy Arachné la tejedora.
Desafío a los dioses.

"Camino de penumbra", Canto Segundo, Paraíso en tinieblas, 1991

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