De nuevo ante tus ojos el espejo de proferir palabras, intocado espejo de nuevo intacto, desprovisto, por momentos, de hombre.
¿Pregunta acaso?, ¿te pregunta acaso? Nadie en él. Nadie a través suyo.
¿No queda nadie en el espejo? ¿Nadie entre palabra y palabra capaz de interrogar por la piedad del cuarto, de interrogar con su ojo glauco por la cancel agobiada bajo el percal de la glicina?
Me recuerdas la oblicuidad de la palabra en el momento de encontrar cabida en el verso.
Arnaldo Calveyra, Poesía reunida, 2008
David Antonio Sorbille dijo...
ResponderEliminarEl misterio de la palabra y la búsqueda incesante del significado. Gran poema.