lunes, 1 de marzo de 2010

no hay poetas, existen los hablados por la poesía, R. Zelarayán

La música es un lenguaje de puros significantes, es el gran arte. Y yo me muero de envidia, porque en realidad soy un músico fracasado. Pero la música, en especial el Jazz moderno en permanente evolución, ha sido y es lo único que me ha enseñado la verdadera estética operativa.
Macedonio Fernández me ayudó a redescubrir ese mundo que yo quería olvidar tal vez para poder trepar mejor...Un buen día me encontré en Buenos Aires con que quería irme a Europa...Evidentemente estaba en un pelo de ser porteño. Pero no me fui a Europa ni creo que me vaya nunca. No señor, ni beca ni vaca, me quedo aquí.
Macedonio Fernández me hizo comprender que las reuniones de argentinos, incluso en Buenos Aires, son largas ruedas de mate donde uno charla, se ríe y se pone triste...
Que esas reuniones son verdaderas fiestas del lenguaje.
Yo me he reído con estos, (¿mis?) poemas, y por momentos dejé de reír. Pero eso es cosa mía. No sé si pasa algo. Gracias, Macedonio, de todos modos, por atajarme y explicar, es decir, por hablar de lo que es hablado.
Todo lo que digo puede parecer muy nacionalista pero en realidad soy entrerriano primero, después tucumano y salteño. Mis amigos de aquí me acusan de franchute. Realmente no sé qué decir.
(...) Hablar de la humanidad en abstracto me parece el colmo de pedantería, paternalismo y solemnidad (las cosas que odio más) El hombre es para mí mis amigas y amigos, presentes, pasados y futuros, y también mis enemigos. No soy místico, no quiero salvar a nadie, sólo quiero.
(...) No creo en la poesía cantada ni recitada. (No creo en el café concert para desculpabilizar empresarios izquierdistas)
La poesía debe leerse. La única poesía que no se lee es la de los actos y palabras que no se proponen ser poéticos.
En fin, el lenguaje es para mí la única realidad. Esto no es ninguna novedad, es una simple afirmación. Si la realidad está en alguna parte, está en el lenguaje.
La primera tarea del hablado por la poesía ha sido nombrar las cosas. Las cosas que no son las cosas sin las palabras. Pienso que el realmente hablado por la poesía es el que sigue y seguirá nombrando las cosas, es decir cambiándolas, transformándolas continuamente. La poesía es renovación, subversión permanente.
Insisto en que no hay poetas, hay simples vectores de poesía.
En un verano de cuarenta y cuatro grados en Santiago del Estero me acordé de los que se dicen poetas cuando vi en una canilla reseca unas moscas que hubieran dado todo por una gota de agua. Así es, los llamados poetas se disputan las canillas, pero el agua no les pertenece...ni la tierra, ni el aire, ni nada. Hay que conformarse nada menos que con las palabras!
No creo en los géneros literarios. Cada persona tiene su propio discurso permanente, un río perenne y subterráneo que constantemente amenaza desbordarse. La mayoría de la gente le pone diques, pero así y todo a veces su rumor se escucha. La prosa es poesía o nada. Entre la escritura que llena toda la página y la que no la llena hay sola una diferencia de escandido, de tempo, de períodos. Es un poco, pero muy a grandes rasgos, la diferencia entre la música sinfónica y la música de cámara.
En suma, las fuentes de la poesía están en la infracción constante de la convención que nos vendieron como realidad. En todo lo gratuito, en el amor, en el lenguaje de los chicos, en las conversaciones sin límite de tiempo (...tómese otro mate!), en las situaciones límite en que los discursos de los otros movilizan enérgicamente el discurso de uno y viceversa.

"Posfacio con deudas" (fragmento), en Ahora o nunca, Poesía reunida, 2009

2 comentarios:

  1. Muy interesante esa reflexión a modo de Poética y muy cierta.
    Un placer la lectura.

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  2. gracias por tu comentario, José Antonio!, y bienvenido a este espacio, Roxana

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